Pabellón de la ONU de Expo92. Imagen de Wikipedia |
Lo primero que he pensado al leer en Diario de Sevilla la noticia de Manuel Ruesga sobre el derribo del Pabellón de la ONU de la Expo del 92 ha sido "vaya* (la palabra que utilicé fue algo más fuerte), no tengo foto de este Pabellón y ahora mismo con el estado de alarma no puedo ir a hacérsela". El sentimiento que me embargó después fue el de pena; otro pabellón derribado en un recinto que cada vez se parece menos al que guardo en mi memoria. La ciudad evoluciona y el Parque Tecnológico de la Cartuja es un continuo ir y venir de edificios que caen para dejar paso a otros nuevos pero no puedo dejar de sentir un gran pesar al leer este tipo de noticias. Y más cuando ves los 'sustitutos' de los edificios derribados, casi todos de peor calidad que los desaparecidos.
Según informa Ruesga en su artículo, la Gerencia de Urbanismo ha dado luz verde al derribo de este pabellón y a la tala de los árboles que hay en la parcela para construir una residencia de estudiantes. Sinceramente, ni me sorprende lo del derribo ni lo de la tala, pues son términos con los que, por desgracia, estamos muy familiarizados en Sevilla. El Pabellón de la ONU fue diseñado por el arquitecto José Rodríguez Gautier, y pese a ser uno de los edificios más sencillos de los levantados, sorprende que se haya mantenido en pie todos estos años. Tal vez su ubicación en un extremo del recinto y su uso como gimnasio durante varios años ha permitido su indulto al no estar en una de las zonas más golosas de la Cartuja.
Dos elementos del Pabellón resultan particularmente interesantes. Por un lado la sección de esfera que cubre una de sus fachadas rememorando al globo terráqueo y mostrando cierto paralelismo con la olvidada Esfera Bioclimática de la avenida Marie Curie. También resultan destacables los dos murales realizados en las fachadas sobre el mismo hormigón que sirve de material para cubrir las mismas. La desaparición de estos murales me ha hecho pensar en el estado de otro mural legado por la Exposición Universal, el de Roberto Matta en la Puerta de la Barqueta, cuyo estado daría para otro post. La conclusión es siempre la misma, un patrimonio que no sabemos, o queremos, valorar.
La construcción de residencias universitarias parece haberse convertido en la inversión estrella de los últimos años y la Gerencia de Urbanismo está repartiendo licencias a la misma velocidad con que se talan árboles en nuestra ciudad. Sin duda hay que aprovechar estas inversiones, pero no deja de resultar doloroso que no se pongan condiciones a esos inversores. Buscando información para escribir este post he dado con esta noticia en la que se anunciaba la redacción de un inventario por parte de la Gerencia de Urbanismo para conocer el patrimonio que aún quedaba en pie de la Muestra Universal con motivo de su XXV aniversario. Dicha efemérides sirvió más bien poco en cuanto a la conservación del recinto, pero ya que existe un inventario, haría bien el Ayuntamiento en mostrar algo más de sensibilidad hacia un patrimonio muy querido por los sevillanos.
El derribo de este Pabellón (murales incluidos) es una muestra más del urbanismo de usar y tirar que impera en nuestra ciudad. Frente al concepto tan de moda de la 'economía circular', la triste realidad que impera en Sevilla es la de siempre, se prefiere derribar y construir de nuevo a conservar y reutilizar. Una vez firmada la sentencia, sólo nos queda apelar a los nuevos propietarios para que el proyecto resultante integre el pabellón en lugar de demolerlo, seguro que incluso se podría utilizar como reclamo, no todos los días se tiene la oportunidad de vivir en lo que fue un pabellón de una Exposición Universal.
'Creando un mundo mejor' fue el lema de las Naciones Unidas en la Expo, hagamos de ese mensaje bandera para construir entre todos una ciudad mejor, que respete su patrimonio y que apueste por poner en valor aquello que la hace única. No derribemos más pabellones para levantar edificios en serie, aprovechemos lo que tenemos.
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