sábado, 15 de diciembre de 2018

El agua vuelve a brotar en las fuentes de los Jardines de Murillo



Dos años después del último destrozo perpetrado en los Jardines de Murillo, el Ayuntamiento llevaba a cabo el pasado verano nuevas tareas de restauración y reposición de elementos perdidos en varias de las glorietas que conforman este espacio. Las obras, presupuestas en 48.000 euros, culminaron hace unos días y ya es posible volver a pasear por esta zona de los jardines, un paseo que viene acompañado por el gorgoteo del agua de las cuatro fuentes sobre las que se ha actuado.





Los Jardines de Murillo nacieron a principios del siglo XX cuando el rey Alfonso XIII dona a la ciudad parte de las huertas del Real Alcázar. Tras derribarse un lienzo de la muralla que envuelve los jardines del palacio real, Juan Talavera y Heredia se encargó de urbanizar y diseñar tanto el Paseo de Catalina de Ribera como los Jardines de Murillo, denominados así por iniciativa de José Laguillo y Bonilla, director del periódico El Liberal. 





Los Jardines de Murillo, actualmente divididos por la calle Nicolás Antonio (algún día nos plantearemos devolverle a toda la zona verde su extensión sin carretera por medio) albergan una serie de glorietas que comunican el barrio de Santa Cruz con la avenida Menéndez y Pelayo. Siguiendo la corriente historicista de la época, Talavera desplegó un amplio repertorio decorativo en estas glorietas formado por bancos de cerámica con escudos y símbolos reales, capiteles, columnas enlazadas con cadenas y estructuras de forja destinadas a crear arcos verdes (hoy perdidos en gran parte). Los destrozos en estos jardines son, desgraciadamente, continuos. En cada restauración perdemos elementos originales e incluso en una de las últimas intervenciones la fuente central, que contaba con dos platos en altura, fue modificada eliminándose el superior, lo que le resta la esbeltez que la caracterizaba.


Glorieta de José García Ramos


La intervención ha incluido una actuación integral de la contigua Glorieta de José García Ramos (Sevilla, 1852 - 1912), diseñada también por Talavera y Heredia e inaugurada en 1923. Además de una limpieza de paramentos y eliminación de pintadas se ha reparado el sistema de bombeo de la fuente, que vuelve a funcionar.


A la dedicatoria le falta el retrato de José García Ramos que centraba la composición



Además del arco de acceso a la Glorieta, donde se puede leer el nombre del pintor y la dedicatoria (por desgracia el retrato que centraba la composición se ha perdido con el paso del tiempo) los bancos que rodean la fuente tienen una serie de paneles de azulejos de la Fábrica Montalván que recrean obras suyas.




Las buenas noticias no terminan aquí. En los últimos meses también se ha actuado en las dos fuentes de Plaza de América. De las seis piezas originales con que contaba este espacio sólo quedan las dos más cercanas al Paseo de las Delicias. Al ser de cerámica, los daños también son constantes, hasta el punto de que se han tenido que hacer copias de las originales para poder ser respuestas. En 1964 Juan Ramón Lafita realiza seis fuentes con forma de muchacha que sostiene un surtidor. Con el paso de los años fueron desapareciendo y en los años noventa Emilio García Ortiz hace una nueva escultura, similar, pero con un colorido totalmente diferente.


Fuente de Emilio García Ortiz (1993)

Réplica de la fuente de Juan Ramón Lafita (original de 1964)

4 comentarios:

Mari Carmen dijo...


Hola Sergio, conozco el lugar, han tardado en repararlo, pero ya lo podemos ver. Siendo el origen de esto un problema educacional, estaría muy bien que se contara con una pareja de vigilantes en lugares emmblemáticos de Sevilla para protejerlos de la barbarie y carencia total de sensibilidad de estos gamberros, incluso ahorraríamos dinero y no ofreceríamos el lamentable espectáculo de estor destrozos tan nefastos.

Enhorabuena por tu buen trabajo.

Aprovecho la entrada para desearte una feliz Navidad con los tuyos.

Amistosamente.

Gabriel M. dijo...

Gracias, Sergio, por tu artículo. Sigo creyendo que estos elementos más frågiles-esculturas de cerámico y de piedra, etc.- deben estar en lugar más cerrados/vigilados, aunque por supuesto deben ser lugares visitables para el público general. ¿Te imaginas, por ejemplo, los jardines de Murillo volviendo a formar parte del recinto del Alcåzar? Quizás podría funcionar. Un saludo.

Sergio Harillo dijo...

Felices fiestas Mari Carmen :)

Gabriel, piensa que los Jardines de Murillo son posteriores a la separación del recinto del Alcázar, se crearon precisamente como un jardín público por lo que sería muy triste que quedasen cerrados para uso y disfrute del turismo que accede al Alcázar. La vigilancia debe ser continua no sólo en esta zona verde, sino en todas, a lo que habría que sumar una mayor concienciación social.

¡Saludos!

Gabriel M. dijo...

Ok Sergio, pero el espacio podría volver a unirse al recinto del Alcázar, y recordemos que los sevillanos tenemos acceso gratuito al mismo. Felices Fiestas!