El agua es un bien tan preciado como peligroso. Cuando hablamos de patrimonio, la filtraciones y las humedades suelen ser la causa de un gran número de problemas en la conservación de bienes inmuebles. La restauración del Pabellón del León del Alcázar, culminada el pasado verano, ha sacado a la luz que los problemas de este pequeño edificio con el líquido elemento vienen de antiguo. Construido en torno a 1644 según proyecto del maestro mayor Diego Martín Orejuela, el pequeño edificio ha sido remodelado una y otra vez a lo largo de su historia por los daños que el agua ha causado en su estructura y decoración.
Un año de trabajo ha sido necesario para recuperar parte del esplendor de este bello edificio de los jardines del Real Alcázar, construido junto a una alberca previa utilizada para el regadío. El pabellón hacía pareja con el conocido como Cenador Ochavado, ya desaparecido y que albergaba en su interior un rico programa iconográfico que giraba en torno al Universo. De la decoración pictórica del Cenador del León se encargó Juan de Medina, que pinta una serie de frescos en los que el amor era el principal protagonista, con querubines, diferentes temas mitológicos, grutescos y trampantojos imitando mármoles. De esta decoración poco se ha conservado, en parte por los daños ocasionados por la humedad (la zona inferior del edificio es la más dañada y donde apenas se conservan restos pictóricos) y también por los repintes realizados en la segunda mitad del XVII y durante el siglo posterior, debido al mal estado que presentaban las pinturas por las filtraciones de agua desde la cúpula. A día de hoy gran parte de la decoración de Juan de Medina en la cúpula se encuentra oculta por intervenciones posteriores. En la reciente restauración se ha seguido el criterio de no eliminar nada, aunque sí se han hecho algunas catas para comprobar que debajo de la capa superficial se conservan las pinturas originales, de un vivo colorido.
La decoración del siglo XVIII oculta la policromía original de Juan de Medina |
El tema iconográfico del Cenador del León era el amor |
La intervención, dirigida por la arquitecta conservadora Lola Robador y en la que ha trabajado un amplio equipo de profesionales, no sólo se ha centrado en el Cenador, sino que se ha actuado en los jardines aledaños y se ha limpiado la alberca y la fuente del león. Incluso se ha recuperado el sistema original de canales de agua que permitirían utilizar la alberca para el regadío. El cambio en este pequeño edificio se completa con la restauración de los azulejos de los bancos y el suelo del pabellón, realizados en el siglo XVII por Benito Valladares y que estaban prácticamente perdidos por el paso del tiempo y la falta de una conservación adecuada. Precisamente cuando se retiraron estos azulejos para su limpieza aparecieron unas pinturas murales de época de Pedro I que atestiguan el uso continuado de este espacio desde época medieval. La intervención en el Cenador del León forma parte de un ambicioso plan de actuaciones que se está llevando a cabo en los jardines del Alcázar para recuperar sus elementos artísticos y en el que destaca la restauración de fuentes y conjuntos de azulejos.
>> Para conocer más información sobre el Cenador del León y el proceso de restauración consulta este post del inicio de las obras en julio de 2017.
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