La eliminación del tráfico en el entorno de la Catedral ha permitido redescubrir uno de los principales monumentos de la ciudad. Sin embargo, décadas de polución nos legaron una costra negra que poco a poco se va eliminando de la piedra que conforman sus diferentes fachadas. Tras la restauración de los muros de la Avenida de la Constitución y la calle Alemanes, el Cabildo centra ahora sus esfuerzos en otros elementos que han pasado bastante desapercibidos pero que tras la limpieza han recuperado todo su protagonismo.
Hace apenas un mes se quitaban los andamios de la Puerta de San Cristóbal o del Príncipe, del siglo XIX, dejando una imagen de blancura que prácticamente nadie recordaría. Al mismo tiempo se empezó otra obra largamente anhelada, la restauración de las fachadas renacentistas que dan a las plazas Virgen de los Reyes y del Triunfo. Con un presupuesto de 500.000 euros, las obras han comenzado junto a la Puerta de Campanillas para ir avanzando hacia la recién restaurada Puerta de San Cristóbal. La limpieza se irá haciendo por fases, dejando para más adelante el exterior de la Capilla Real, pero tras la retirada de parte de los andamios ya se puede ver el resultado de la intervención.
Esta zona de la Catedral es una de las más 'recientes' y se corresponde con la zona del Tesoro y la Sala Capitular. Estos espacios fueron diseñados por Hernán Ruiz II a mediados del siglo XVI y concluidos por Asensio de Maeda a finales de esa misma centuria. Nos encontramos por tanto ante un Renacimiento tardío, que se aleja de las florituras y decoraciones de la Sacristía Mayor para abrazar el clasicismo propio de la época de Felipe II. Las fachadas se componen de un orden de pilastras gigantes que parten de un zócalo para alcanzar las cubiertas, donde las cresterías de tradición gótica con sus característicos pináculos flamígeros entroncan con la fábrica medieval de la Catedral. La intervención ha consolidado la piedra tal como está, sin reponer aquellas piezas y relieves que faltan, dejando el testigo del paso del tiempo pero asegurando su conservación para el futuro.
7 comentarios:
Según leí, se pretende hacer una restauración en profundidad e integrar los elementos que falten. Evidentemente no van a recuperar la decoración que nunca se hizo, pero se ve que han reconstruido algunas partes y han repuesto los pináculos que faltaban.
Un saludo.
Entonces, según dices, en el último Renacimiento la decoración se hace más austera.
Pero, ¿eso sucede sólo en el Renacimiento español o también en el de otros países?
El primer renacimiento italiano me parece en ocasiones muy austero también. Aunque en España equivaldría en ocasiones a un plateresco y sería más abigarrado, ¿no? Por eso lo de que hacia el último renacimiento se fuese simplificando.
La verdad es que siempre me ha costado mucho diferenciar ciertos estilos, a veces parece que hibridasen unos con otros. ¡Qué lío!
@ Sergio: Me refería a que por ejemplo, los capiteles donde se ha perdido la decoración no se ha repuesto o en el caso de los tímpanos de las ventanas. Diferente es el tema de los pináculos, efectivamente se han ido reponiendo a lo largo de toda la Catedral para no perder la imagen general.
@ Nini: Bienvenido al apasionante mundo de la Historia del Arte donde los estilos se mezclan y fecharlos es prácticamente imposible. En el caso español, dependiendo del sitio y del artista, la estética puede variar radicalmente en los mismos años. Los últimos coletazos del Gótico coinciden con un período riquísimo como es el reinado de los Reyes Católicos, de ahí que la arquitectura se decorara tanto. Con la entrada del Renacimiento, en una primera época por influencia de ese estilo Reyes Católicos, los canteros seguirán labrando la piedra pero con modelos clásicos importados de Italia a través de tratados de arquitectura y láminas. Carlos V y Felipe II defenderán un lenguaje arquitectónico mucho más austero como se puede ver en el palacio de Carlos V de la Alhambra, la Catedral de Valladolid, el Monasterio del Escorial o el Archivo de Indias de Sevilla. Espero haberte aclarado algo :)
¡Saludos!
Muchas gracias Sergio, me queda claro entonces que en España el Renacimiento se fue liberando del exceso de ornamentación de la etapa de los Reyes Católicos progresivamente, o a veces incluso sin transición y de manera un tanto brusca, aunque haya que tener en cuenta también el estilo personal de cada autor, que podía distar un mundo del de otros.
Supongo que algo parecido pero de signo contrario debió de ocurrir con la profusión de ornamentación al final del Renacimiento, cuando comenzó a implementarse el Barroco.
Si te fijas, nini desempleado, después de un período artístico muy recargado siempre (o a menudo) se tiende hacia elementos más sencillos. Después del Gótico se recupera el clasicismo con el Renacimiento. El Barroco fue evolucionando de forma parecida al Gótico, desde lo más sencillo a lo más artificioso para luego ser sustituido por el Neoclasicismo. Hablar de épocas artísticas siempre es complicado porque no todo es blanco o negro y hay multitud de matices, pero se suelen repetir determinadas pautas.
¡Saludos!
Hola Sergio. Agradecerte una vez más tu admirable y meritoria dedicación a tu trabajo. No solo por el texto de la entrada, sino por la atención con que atiendes a tus muchos seguidores. Haces una labor extraordinaria para todos los que amamos a Sevilla. Se nota tu sensibilidad con el ARTE y el Patrimonio...No te canses, porfi, te necesitamos.
Enhorabuena.
Afectuosos saludos.
Muchas gracias, Mari Carmen, por tus siempre amabilísimas palabras.
¡Un saludo!
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