domingo, 27 de noviembre de 2016

Revisitando la exposición 'Velázquez. Murillo. Sevilla'

Adoración de los Reyes, de Velázquez (1619). Museo del Prado


Mucho se ha escrito sobre el Síndrome de Stendhal, una sensación que toma nombre de este viajero francés que se sintió mareado y confundido cuando visitó la Basílica de la Santa Cruz de Florencia en 1817. A día de hoy se suele utilizar el término cuando alguien se siente sobrecogido por la belleza de una obra de arte o por estar rodeado de un gran número de ellas.


Los que sigáis el Blog sabréis que en cuestiones de arte y patrimonio mi grado de admiración es bastante amplio y lo mismo disfruto ante una escultura romana que ante un edificio de Zaha Hadid, pero sí que es cierto que una de las pocas veces que sentí algo parecido al Síndrome de Stendhal fue ante un cuadro de Murillo, pintor por el que siento especial predilección. Fue concretamente con el 'Bautismo de Cristo' que está expuesto en la Catedral a gran altura y que formó parte de una exposición organizada en el Museo de Bellas Artes hace unos años. Había estudiado el cuadro en la carrera, lo había visto mil veces en reproducciones fotográficas, pero cuando estuve delante de él a apenas un metro de distancia me quedé paralizado, era incapaz de reaccionar y de repente noté como las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Fue una sensación mágica que pudo durar dos minutos o una hora, no lo recuerdo, pero en aquel preciso instante el mundo desapareció a mi alrededor. 

Durante la tarde del viernes un grupo de bloggers fuimos invitados a conocer la exposición 'Velázquez. Murillo. Sevilla' que hasta el 28 de febrero de 2017 se celebra en el Hospital de los Venerables. Esta exposición abre los actos del Año Murillo y ha sido organizada con motivo del XXV Aniversario de la Fundación Focus Abengoa, que tiene su sede en este espectacular edificio. La exposición pone a dialogar a estos dos grandes pintores comparando temáticas y composiciones que ambos trataron durante su carrera. No está claro que Murillo y Velázquez se conocieran, de hecho para cuando Murillo tuvo edad de darse cuenta de lo que eran unos pinceles Velázquez ya residía en Madrid como pintor del Rey, pero la comparación resulta muy provechosa cuando analizamos las pinturas de ambos genios frente a frente. Como comentaba Rosa, la guía que nos enseñó la exposición, hay que tener en cuenta a la hora de comparar las obras que la cronología escogida para ambos artistas es muy diferente. Los cuadros de Velázquez son de su primera etapa, mientras que los de Murillo son lienzos de madurez, cuando el pintor de Inmaculadas ya había alcanzado un gran dominio de la pintura. Quizá por ello Velázquez luce menos en la exposición, pero era la única manera de comparar ciertos temas como la Inmaculada (increíble la cedida por la National Gallery de Londres).

Santa Justa de Murillo (Meadows Museum, Dallas) junto a Santa Rufina de Velázquez (Focus Abengoa)


Murillo no se estancó en el tipo de pintura que le dio fama y dinero. Conforme fue madurando su técnica se hizo cada vez más vaporosa y la pincelada parece rozar el lienzo en sus últimas obras. El San Pedro que podemos admirar en la exposición es sencillamente magistral, pero quizá el lienzo que más me ha sorprendido ha sido la Santa Justa que proviene del Meadows Museum de Dallas, la delicadeza de su rostro, la luminosidad de las pinceladas en su vestimenta, la veracidad de los cacharros cerámicos que porta en sus manos, hacen de este cuadro una pequeña joya. A su lado, la Santa Rufina de Velázquez de la Colección Focus es quizá la única obra que puede aguantar el tipo estoicamente y competir en maestría. Su serenidad, su relativa frialdad distante, esa mirada... otra obra deliciosa que no me canso de ver y que cada vez me gusta más.

'Joven Mendigo', de Murillo (1648). Museo del Louvre


Personalmente creo que esta exposición era arriesgada por cuanto el hilo conductor de la misma parece, a priori, estar cogido con pinzas para enfrentar a ambos artistas. Sin embargo el resultado es tan armonioso, se disfruta tanto en cada detalle, que sólo podemos dar las gracias a Focus por esta magnífica exposición. En una ciudad en la que no estamos acostumbrados a grandes exposiciones es de agradecer que esta entidad privada apueste por traer muestras de primer nivel que están a la altura de las organizadas por los principales museos de Europa.

La reunión convocada el viernes me sirvió para ver de otra manera una exposición. Disfruté enormemente del antes, el durante y el después gracias a los otros bloggers con los que compartí la visita. Salvo la experiencia piloto de hace un año en el Museo Arqueológico y la visita organizada por el Ayuntamiento a las obras de restauración de la Fábrica de Artillería, son muy pocas las ocasiones en las que los blogs culturales somos tenidos en cuenta por instituciones y entidades a la hora de programar la difusión de sus actividades. Quiero agradecer al equipo de Comunicación de Focus el detalle de organizar esta visita y el especial mimo con el que han afrontado una nueva etapa en la difusión y divulgación de sus actividades. 



>> Más información sobre la exposición, horarios y precios de las entradas en su web

2 comentarios:

Mari Carmen dijo...

Hola Sergio, precisamente esta tarde he ido a la exposición de Los Venerables. Es como dices. Me he quedado maravillada. Una tarde muy lluviosa que no invitaba a salir en absoluto, pero teníamos concertada la visita y tenía mucho interés.
Lo has descrito estupendamente, tanto que estimo das unas pinceladas para que los que no puedan ir a verla, les sirvan para hacerse una idea.
Enhorabuena.
Un abrazo.

Sergio Harillo dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Mari Carmen. Me alegro de que te haya gustado la exposición, a mí también me ha sorprendido muy gratamente :)

Un abrazo