La ciudad de Sevilla asumía como propias las decisiones que se tomaron en la última Cumbre del Clima convocada a finales de 2015 en París. Sevilla, junto con centenares de ciudades de todo el mundo, se comprometió a hacer todo lo posible por reducir la huella ecológica que generan los núcleos urbanos ya que es en ellos donde se concentra gran parte de la población mundial y donde más daño se ejerce contra el Medio Ambiente.
Decía hace unos meses que Sevilla lleva una década tomando tímidas medidas para afrontar de manera más sostenible su futuro, pero comparado con ciudades como Copenhague, Malmö o Vancouver, aún tenemos muchísimo trabajo por hacer si queremos reducir al máximo el daño que le estamos provocando a nuestro Planeta.
El Ayuntamiento, a través del Área de Economía, ha elaborado el Plan de Acción por el Clima y la Energía Sostenibles de Sevilla (PACES) que viene a completar el Plan que ya se aprobó en 2010. El objetivo principal de este nuevo documento es reducir en un 40% los gases de efecto invernadero que la ciudad genera de aquí al año 2020, lo que en cifras implica recortar anualmente 826.916 toneladas de CO2. La delegada del área, Carmen Castreño definía así los fines del Plan:
"esta ciudad ya ha avanzado mucho en la lucha contra el cambio climático, pero quedan todavía muchos retos y, con este nuevo plan, este equipo de gobierno pretende otorgar un fuerte impulso a la estrategia contra el cambio climático y en favor, por tanto, de la sostenibilidad y el medio ambiente”,
De conseguirse los objetivos, Sevilla lograría con una década de antelación alcanzar el pacto que suscribieron alcaldes de todo el mundo de reducir en un 40% las emisiones nocivas que generan las ciudades con el horizonte puesto en el año 2030. Sevilla fija ese techo en 2020 por lo que podemos convertirnos en todo un referente de respeto y cuidado del Medio Ambiente en apenas cuatro años.
El Plan consta de 78 medidas a aplicar en todas las áreas e instituciones dependientes del Consistorio. Cuatro son las grandes áreas de actuación en que se divide el documento: 'Mejora de la eficiencia energética en los edificios municipales', 'Desarrollo de un modelo de movilidad sostenible', 'Fomento de las energías renovables y el ahorro energético' y 'Sensibilización y fomento de un consumo responsable'. El objetivo del Ayuntamiento es ir poniendo en marcha medidas lo antes posible, si bien está abierto a la aportación de nuevas ideas e iniciativas que mejoren y apuntalen un documento que debe servir de hoja de ruta para el futuro de la ciudad.
El PACES es un documento de trabajo que debe ser aprobado en el Pleno Municipal para después ser enviado a la Oficina del Pacto de Alcaldes de la Unión Europea y finalmente concretarse en un documento específico: el Plan de Adaptación al Cambio Climático. Son muchas trabas y burocracias que, como suele ocurrir en esta ciudad, dilatarán en el tiempo la aplicación de unas medidas que ya deberían estar todas en funcionamiento. El Gobierno de Espadas corre el peligro, en éste y en otros muchos temas, de ver cómo herramientas de gestión fundamentales entren en funcionamiento en el tramo final de su mandato, existiendo la posibilidad de que se queden a medio hacer ante un posible cambio de Gobierno en 2019. Esperemos que al menos en algo tan urgente como es la lucha contra el cambio climático se logre un consenso entre todos los partidos políticos presentes en el Ayuntamiento para abordar de una vez por todas un problema que, aunque algunos partidos se nieguen a reconocer, es uno de los grandes retos a los que se tendrá que enfrentar la Humanidad en el futuro más inmediato.
Entre las 78 medidas planteadas se puede destacar una apuesta decidida por la instalación de placas fotovoltaicas en los edificios municipales, el uso de técnicas bioclimáticas en el diseño y construcción de viviendas, impulsar una red de puntos de recarga de vehículos eléctricos, renovación de la flota de TUSSAM para apostar por vehículos eléctricos y aumentar el uso de biocombustible en los autobuses, mejorar la red de carriles bus, ampliación del tranvía hasta Santa Justa, peatonalización de viarios estratégicos de la ciudad, implantación del sentido único, construcción de pasos subterráneos para mejorar el tráfico, nuevas líneas de BRT (Bus de Rápido Tránsito y alta capacidad) a Sevilla Este y Pino Montano, diferentes medidas de concienciación y educación ciudadana para fomentar los valores sostenibles y de respeto al Medio Ambiente, sustitución de luminarias por otras más eficientes, reponer el arbolado en los alcorques vacíos o proyección de fachadas verdes.
Son sólo algunas de las medidas planteadas. Como se puede ver, no implican ninguna revolución, es más la aplicación del sentido común que un cambio radical en el concepto de ciudad, pero es un primer paso y esperemos que sea el primero de muchos otros tendentes a cambiar completamente el modelo de ciudad que tenemos ahora mismo, basado en los combustibles fósiles, el derroche energético, el uso del vehículo privado y un gran desprecio por el Medio Ambiente. Ciudades de toda Europa están implantando medidas mucho más radicales que sin duda generarían el rechazo de parte de la población sevillana y de algún que otro partido político municipal, pero ya no hay marcha atrás y debemos adaptarnos para revertir, en la medida de los posible, el terrible daño que le estamos causando a nuestro Planeta.
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