viernes, 22 de julio de 2016

Culminan las obras en el friso de la Casa Luca de Tena


Cinco años han pasado desde que denuncié por primera vez en este Blog el deterioro que estaba sufriendo el friso cerámico realizado por Emilio García García para la Casa Luca de Tena, edificio construido por Aníbal González entre 1925 y 1926 para esta familia en la avenida de la Palmera. El nivel de destrucción llegó a tal extremo que gran parte de las piezas que lo conformaban desaparecieron. No fue hasta hace justo un año cuando la propiedad tomó cartas en el asunto y practicó una serie de medidas para evitar que el friso se siguiera destruyendo. Hoy ya luce completamente ¿restaurado?



Tras la retirada de la valla de obras, el friso cerámico vuelve a estar a la vista del transeúnte. Un paseo por los alrededores de esta maravillosa casa nos permite contemplar la obra realizada, una actuación que si bien habrá eliminado parte de los problemas que hacían peligrar el friso, ha dejado bastante que desear en cuanto a la ejecución.



A falta de una explicación por parte del autor de la intervención, a simple vista se puede ver que se ha seguido un criterio que opta por mantener algunas piezas originales, aunque estén en bastante mal estado, mientras que otras han sido fabricadas nuevas. Si bien el resultado final choca bastante, nos permite ver el grado de deterioro al que llegó el friso conservándose aquellas piezas que han podido ser rescatadas. No entro a valorar la solución empleada para limpiar y consolidar las piezas cerámicas puesto que eso debería hacerlo un restaurador profesional. 



Lo que sí se puede valorar es el nivel de la ejecución. El principal problema de este friso era el lamentable estado que presentaba el muro de ladrillo que lo acoge, con numerosas grietas y desplomes, lo que provocaba una tensión en las piezas cerámicas. Supuestamente se ha solucionado este problema, pero el resultado es francamente mejorable. Los huecos se han tapado con cemento (un material poco propicio), los pilares siguen desplomados y presentan algunas fracturas, alguna pieza cerámica ya ha estallado y no parece que se haya llevado a cabo una intervención con el mimo suficiente requerido por un material tan delicado.


En definitiva, el friso se ha 'salvado', pero no sabemos a qué precio. Tal vez dentro de unos meses los daños empiecen a aflorar de nuevo por una mala ejecución o puede que pasen años hasta que vuelvan a dar la cara, pero el resultado final no es el de una obra recién restaurada, más bien parece que se ha llevado a cabo un tratamiento de urgencia y que la restauración aún está pendiente.

1 comentario:

Guillermo Daza dijo...

Hace unos días pasé por la Casa Luca de Tena y me acordé de tu artículo. Como restaurador te diría que lo que han hecho allí es más una reparación que una restauración, aunque he de reconocer que me sorprendo mucho, ya que lo común en esta ciudad hubiera sido el abandono total hasta su destrucción.Un saludo