jueves, 9 de junio de 2016

La Exposición Iberoamericana cumple 87 años

Postal antigua de la avenida Isabel la Católica

La inmediatez de las redes sociales hace que muchas veces compartas cosas sin detenerte a leerlas por completo o a verificar algún dato, lo que puede dar lugar a inocentes fallos.

Esta mañana circulaba por Twitter el titular de que hoy, 9 de junio, se conmemoraba el aniversario de la inauguración de la Exposición Iberoamericana de 1929. En realidad fue un 9 de mayo cuando los reyes, Alfonso XIII y Victoria Eugenia, acompañados por Primo de Rivera y demás autoridades del momento dieron por inaugurada la Exposición que debía introducir a Sevilla en el siglo XX. Hace un mes, por tanto, se cumplía el 87 aniversario de un acontecimiento fundamental para la Sevilla reciente


Queda lejos aún el centenario que, conociendo lo que nos gusta en Sevilla una celebración, seguramente se querrá celebrar por todo lo alto. Sin entrar en datos de visitantes, la aportación que la Exposición Iberoamericana supuso para la ciudad o su relativo éxito económico, me gustaría centrar esta entrada en la situación actual de gran parte del recinto heredado del magno evento.



La Plaza de España es, sin lugar a dudas, el mayor edificio de cuantos Aníbal González construyó para la Exposición. Su misión era acoger el Pabellón principal de la muestra y en él la España de principios de siglo debía mostrarse como una nación moderna que había superado con éxito la pérdida de todas sus colonias americanas, a las que abrazaba simbólicamente orientando el edificio hacia el río Guadalquivir. Tras una inversión millonaria realizada durante el mandato de Alfredo Sánchez Monteseirín (que todo hay que decirlo) el monumento más visitado de la ciudad ha iniciado su particular declive y ya son muchos los destrozos que se pueden contemplar en su delicada decoración de cerámica, a los que hay que sumar los propios daños originados por el tiempo y años de vandalismo. La particular propiedad del edificio, dividido entre el Ayuntamiento (plaza y ría) y Estado y Junta de Andalucía (edificio) hace difícil que se llegue a un entendimiento sobre asuntos clave como la seguridad, el mantenimiento o algo tan sencillo como un plan de actuaciones a largo plazo. La idea de recuperar parte de su pasado expositivo con la apertura de un museo dedicado a Aníbal González no deja de ser un proyecto que se hereda de mandato en mandato sin que ninguna administración se aventure a cuidar y mantener de la mejor forma posible uno de los emblemas de la ciudad.



Más antiguo que los edificios construidos es el propio Parque de María Luisa, inaugurado oficialmente en 1914 y con más de un siglo ya de vida. En realidad su antigüedad es mayor ya que esta zona verde perteneció al recinto del Palacio de San Telmo y en ella los duques de Montpensier dispusieron sus jardines privados reutilizando huertas y terrenos previos. Las noticias sobre destrozos en el Parque van parejas a los anuncios por parte del Ayuntamiento de inversiones para recuperar su flora, sus monumentos e incluso sus caminos, pero aún se echa en falta la creación de un organismo que vele permanentemente por su correcta conservación.



Quizás la zona más abandonada y descuidada sea la más cercana al propio Palacio de San Telmo, donde se conservan el Casino de la Exposición (con su cúpula destrozada), el Teatro Lope de Vega y diferentes pabellones nacionales. El proyecto de convertir este espacio en un foco cultural denominado 'Jardines de San Telmo' lleva sobre la mesa años, los mismos que tiene el proyecto de ajardinar y adecentar todo este espacio. Pero la triste realidad es la que es, con zonas como la glorieta de Perú absolutamente destrozadas y con una imagen general que dista bastante de la que debería tener un espacio patrimonial de tanta importancia.



Para acabar el repaso habría que trasladarse al otro extremo del recinto, la Plaza de América, donde se encuentra el otro gran conjunto monumental diseñado por Aníbal González. La situación de los antiguos pabellones de Bellas Artes y de Arte Antiguo es conocida por todos. El Museo Arqueológico necesita una inversión que nunca llega y una mejora en su gestión que la Consejería de Cultura no parece estar dispuesta a asumir mientras que su vecino de enfrente, el Museo de Artes y Costumbres Populares lleva años con su planta principal cerrada porque se desmontó la colección para mejorar la climatización y los fondos económicos no llegaron, por lo que se dejó la planta clausurada a la espera de que alguien en el Ministerio de Cultura se acuerde de su existencia.



Cierra la plaza el Pabellón Real, cuya situación exterior es prácticamente de ruina. El interior, maltratado hasta límites insospechados, está ocupado por diferentes organismos dependientes del Ayuntamiento. El proyecto de convertir el edificio en sede del Museo Bellver sigue ahí, pero sin apenas presupuesto y sin que haya transcendido cómo se pretende convertir un edificio tan pequeño en un museo que serviría de nuevo reclamo junto a sus hermanos mayores presentes en la plaza.

Interior del Pabellón Real


Ochenta y siete años después de que se inaugurara oficialmente la Exposición Iberoamericana las tareas pendientes se acumulan en los despachos oficiales sin que ningún equipo municipal tome realmente las riendas del asunto. La hoja de ruta es sencilla, en realidad, poner en valor y cuidar un patrimonio que hace las delicias de sevillanos y visitantes. La concreción de esa hoja de ruta es lo que realmente parece no terminar de interesar a unos y a otros. El potencial cultural (y turístico, que parece que es lo que más interesa a nuestro Ayuntamiento) de este sector es espectacular, pero los problemas son tantos que parece que da miedo catar el melón. Quizás si se consiguiera poner negro sobre blanco un plan de actuaciones serio y riguroso se podría ir avanzando algo, pero eso requiere poner de acuerdo a tantísima gente, que lamentablemente parece que habrá que esperar al centenario para que a alguien se le encienda una bombilla y se dé cuenta del tiempo que llevamos perdido.

1 comentario:

Guillermo Daza dijo...

En relación a la plaza de España, si después de cada restauración vuelven los actos vandálicos y los destrozos, habría que plantearse alguna solución. O bien cercar la zona y cobrar la entrada a modo de museo, con vigilancia incluida o simplemente potenciar e incluir más medios en dicha vigilancia , tanto con cámaras como con personal, pero lo que es inconcebible es asumir sin más, estos destrozos y la desidia existente. Respecto al museo Arqueológico, y al museo de Artes y Costumbre no me quedan palabras.