El martes de la semana pasada sonaba mi teléfono a las nueve menos diez de la mañana; al otro lado de la línea, Sofía R. Fimia, coordinadora del Festival Turina me pedía si podía echar una mano colaborando en la organización del Festival al haber fallado una de las voluntarias. Comenzaba así una intensa semana que me ha llevado a pasarme prácticamente 12 horas seguidas al día en el Festival, entre tareas y conciertos, convirtiéndose en una de las experiencias más maravillosas que he vivido en mi vida. No sólo me ha dado la oportunidad de conocer a dos mujeres realmente fantásticas, Benedicte, la directora del Festival y Sofía, la ya citada coordinadora, sino de vivir desde dentro cómo es un proyecto de estas características. Y no es una cuestión de peloteo, lo he hecho de manera completamente altruista por el mero placer de contribuir a un Festival al que le tengo mucho cariño desde sus inicios ya que me dio la oportunidad de entrar por primera vez en el fabuloso teatro de Plaza de España.
Cuando asistes como público a un evento de estas características es difícil hacerte una idea de lo engrasada que debe estar la maquinaria para que a la hora estipulada comience la actividad por la que has pagado tu entrada. Hasta ahora he tenido la suerte o la oportunidad de trabajar y colaborar en varias propuestas culturales de la ciudad (desde la organización de la primera Noche en Blanco hasta las Jornadas sobre Regionalismo, pasando por diferentes monumentos sevillanos), sé lo complicado que es encontrar un equipo que funcione a la perfección y he de reconocer que el equipo del Turina me ha sorprendido muy gratamente, no sólo por las dos personas que lo dirigen y coordinan, sino por los voluntarios que han (hemos) estado al pie del cañón durante una semana (Santi, María, Jesús, Pablo... sois los mejores y ha sido un placer trabajar con vosotros). Lo mejor que te puedes encontrar en un proyecto de este tipo es un "jefe" que te escuche, que te pida las cosas con educación, que se ponga en tu lugar, y creedme, es muy difícil dar con alguien así. Por eso la experiencia en el Festival Turina ha sido tan gratificante. Hacía tiempo que no trabajaba y esta experiencia me ha servido para demostrarme a mí mismo que lo mío es la Cultura, que disfruto con ello, que me hace feliz y que ojalá llegue el día en el que pueda trabajar desarrollando proyectos culturales.
Mi primera intención para este post era hacer una crítica del Festival, pero no soy músico y creo que hay gente muchísimo más preparada que yo para hacer ese cometido. Por eso he preferido contar mi experiencia personal, algo que no suele ser lo habitual en este Blog. El Festival culminaba en su concierto de clausura con una pieza muy ilustrativa de la ópera 'La Ciudad muerta'. Si el título de la ópera escogida por Benedicte Palko ya da mucho que pensar, no lo es menos si leemos la letra de la canción de Marietta donde podemos leer "es en verdad una canción triste. Es la canción de un verdadero amor que pronto debe morir (...) El tiempo pasará, pero el verdadero amor se quedará. Aunque nosotros tenemos que partir en el dolor, en el más allá nos encontraremos de nuevo". ¿Es una despedida? ¿Podremos disfrutar de la VI edición del Festival Turina en 2017? El tiempo lo dirá, pero desde aquí quiero felicitar al equipo que hay detrás de este Festival y darle las gracias por la oportunidad de haber formado parte de un proyecto tan bonito y necesario en Sevilla.
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