lunes, 15 de junio de 2015

Sobre la 'recuperación ambiental' del arroyo Ranillas


El acondicionamiento de los arroyos urbanos es una tendencia que se está aplicando en un gran número de ciudades de todo el mundo preocupadas por su entorno natural. Hasta ahora, la mayoría de estos arroyos que cruzan por medio de las ciudades se han utilizado como cloacas o bien se han escondido y soterrado para evitar su desbordamiento. La apuesta por entornos más naturales y amables ha propiciado que estos arroyos, así como las riberas naturales de los grandes ríos, se conviertan en un elemento fundamental de aquellos barrios que atraviesan. En Sevilla en los últimos años se han realizado importantes obras de recuperación de cauces que, si bien han logrado devolver a la ciudadanía espacios hasta ahora vedados (Parque del Guadaíra, Riberas del Guadaíra, Parque de San Jerónimo) no se han caracterizado precisamente por incorporar la naturaleza en los proyectos, sino que más bien se ha tendido a desnaturalizar los entornos construyendo parques de nuevo diseño ajenos a los cauces históricos.



El ejemplo más claro lo tenemos en la actuación que se está llevando a cabo en el antiguo arroyo Ranillas a su paso por Sevilla Este, paralelo a la avenida República de China. Lo que se vendió como un "proyecto de restauración ambiental" no es más que una urbanización de los márgenes de un arroyo que va a seguir enterrado y cubierto. Una verdadera recuperación ambiental habría consistido en la eliminación de la cubierta de hormigón que escode el arroyo, la limpieza del mismo y un acondicionamiento de sus márgenes para hacer de su recorrido un entorno natural vivo.


El proyecto contempla el vallado del arroyo para evitar que los ciudadanos pasen por encima de la inestable cubierta de hormigón y la construcción a ambos lados de sendos paseos arbolados con carril bici y vías peatonales. La intervención prevé también algunos pasos para comunicar ambos extremos del barrio y facilitar así la comunicación entre los dos márgenes del arroyo.


En definitiva, cuando acaben las obras tendremos dos paseos sin relación alguna entre ellos y un arroyo escondido y vallado. Evidentemente se va a producir una mejora urbana, pero ni mucho menos se puede hablar de recuperación ambiental ni de regeneración del arroyo.


Frente a este proyecto donde prima el hormigón, podemos fijarnos en otras iniciativas llevadas a cabo en diferentes ciudades del mundo donde los arroyos han pasado a formar parte del entorno donde se asientan. Se logra de esta manera no sólo mejorar estéticamente la zona por donde pasan, sino crear un punto de atracción ciudadana y regenerar medioambientalmente zonas degradadas que se convierten en auténticos focos de vida.

Arroyo urbano en Madrid. Imagen de Marco Chiesa

Arroyo Cheonggyecheon, Seúl. Imagen Plataforma Urbana

Arroyo Cheonggyecheon, Seúl. Imagen Plataforma Urbana
La creación de entornos naturales agradables y sostenibles es una apuesta de futuro para hacer de nuestras ciudades lugares más habitables que ofrezcan una mejor calidad de vida a sus ciudadanos. Para lograr este objetivo es fundamental que desde las administraciones empiecen a plantear los proyectos de otra manera, pensando a largo plazo y buscando una mejora medioambiental. Además, este tipo de actuaciones no sólo tienen un beneficio ambiental evidente, sino que son sostenibles por cuanto son capaces de desarrollarse por sí mismas. Donde hay hormigón es imposible que crezca nada, pero si recuperamos un arroyo y lo mantenemos limpio, la naturaleza hará su labor y en pocos años se regenerará por sí solo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Que oportunidad perdida. Una vez más, esta ciudad decepciona.

Teniendo un presupuesto de más de 4 millones de Euros, si hubiese aportado algo el ayuntamiento, hubiesen podido demoler todas las losas que lo cubren acutalmente y hacer más pasarelas que "cosan" ambos barrios. En fin, una pena.

Giraldillo dijo...

Pues sí, hemos perdido una grandísima oportunidad, tratando uno de los pocos arroyos que tenemos en la ciudad como si fuera algo malo que hay que ocultar. Envidia me da ver esas fotos ejemplares de otros casos en otras ciudades. Menos mal que en Madrid el Manzanares no se tapó y se recuperó en una gran zona hace pocos años.