martes, 23 de junio de 2015

La ciudad de las cabezas cortadas

Victoria 'alada'. Plaza de América

En Sevilla no hace falta irse al Museo Arqueológico para ver esculturas descabezadas. La belleza del Mercurio o la Venus de Itálica es, si cabe, aún mayor ante la ausencia de sus cabezas pues permite al espectador detenerse en todos y cada uno de sus detalles anatómicos e imaginar cómo pudieron ser los rostros de ambas piezas. Sin embargo, contamos en la ciudad con otra serie de esculturas descabezadas que no están precisamente custodiadas en museos, sino al aire libre, donde el vandalismo y el desinterés las ha privado de sus testas. La noticia avanzada hoy por Diario de Sevilla de que la cabeza de la Diana Cazadora que aguardaba en el taller de fundición el momento de ser colocada en su emplazamiento definitivo, el Muelle de Nueva York, ha sido robada me ha hecho recordar esas otras esculturas a las que se ha privado de contemplar el paisaje desde sus monumentales atalayas.


'El Arte', de Lorenzo Coullaut Valera, antes de su restauración. Glorieta de Covadonga

Algo parece suceder en nuestra ciudad con las cabezas escultóricas, como si de un fetiche se tratase, parecen ser el objetivo preferido por los vándalos. Sonado fue el destrozo causado a la figura de 'Sevilla' que remata la fuente de Puerta de Jerez, pero no podemos olvidarnos de la escultura de la Glorieta dedicada a Luis Montoto en el Parque de María Luisa, la Victoria alada de la Plaza de América que encabeza este post o el conjunto escultórico de Lorenzo Coullaut Valera que representa al Arte en la Glorieta de Covadonga, el único que hasta el momento ha recuperado su imagen primitiva.

Glorieta de Luis Montoto, de Emilio García Ortiz.

Venus y Eros. Escultura barroca proveniente del Palacio Arzobispal de Umbrete. Jardines de las Delicias

No menos llamativos son los casos de los Jardines de las Delicias, donde la diosa Venus hace tiempo que tiene que dejarse guiar por Eros al carecer de su propia cabeza o los diferentes bustos que decoran paseos y glorietas de esta zona verde, muchos de los cuales también fueron decapitados hace años. Si bien el daño a nuestro patrimonio es evidente, en el caso del robo de la cabeza de la Diana es doblemente sangrante, no sólo se ha desmembrado una escultura que ni siquiera ha sido colocada en la calle todavía, sino que al ser de bronce lo más seguro es que acabe en cualquier chatarrería vendida al peso. Esperemos que la Policía localice la pieza del mismo modo que se logró recuperar hace años las esculturas robadas en las portadas de las iglesias de San José y de Los Terceros y de este modo veamos por fin en el lugar para el que fue diseñada la Diana cazadora.


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