"Retomamos una parte de nuestra historia a la que había que hacer justicia". Así comenzaba la intervención de Miguel Rus, presidente de los empresarios sevillanos en la inauguración del Centro de Cerámica de Triana a la que han acudido, esta mañana, un buen número de invitados encabezados por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz y el alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. Abre por fin sus puertas un proyecto planteado hace una década como espacio para dar a conocer el pasado industrial del barrio de Triana y uno de los productos más internacionales de Sevilla, la cerámica.
Mapa de espacios pertenecientes a Patrimonium Hispalense
La antigua fábrica de loza Santa Ana sirve de sostén a este nuevo espacio cultural en el que el visitante podrá conocer, en la planta baja, todo el proceso de creación de la cerámica, desde su materia prima hasta su venta al público pasando por su proceso de elaboración. El sinuoso recorrido permite admirar hasta siete hornos donde se cocía la cerámica a diferentes temperaturas además de fijarse su decoración pictórica o el vidriado.
El estudio de arquitectura AF6 Arquitectos ha sido el encargado de rehabilitar el edificio además de realizar el proyecto expositivo. La máxima que ha regido en todo momento el trabajo de los arquitectos ha sido el respeto al inmueble histórico, fijando y poniendo en valor cada uno de sus elementos industriales como estas almágenas donde se guardaban los pigmentos, los propios hornos o un panel de madera utilizado para pintar los azulejos.
La museografía del espacio se inicia con un montaje audiovisual bastante atractivo estéticamente, aunque poco práctico, que introduce al visitante en materia.
Las salas inferiores del Centro giran en torno al proceso de elaboración de la cerámica, narrando cómo se fabrica un recipiente cerámico, los materiales que se utilizan, los elementos que usaban los artesanos (como el torno de alfarero o las tablas de oreo donde se dejaban airear las piezas), el citado tablero para los pintores y una interesante sala al final donde podemos conocer la historia de cada una de las históricas fábricas que existieron en Triana, todas ellas cerradas a día de hoy. Precisamente, en su intervención, la presidenta de la Junta de Andalucía ha hecho referencia a la importancia de la cerámica como motor económico y de desarrollo, sin embargo, la triste realidad es que esta histórica industria está prácticamente extinguida por la competencia del made in China y la propia evolución de nuestra débil economía.
Ya en la planta superior un mostrador turístico con información de la ciudad y del barrio de Triana sirve de bienvenida al visitante que podrá optar por visitar el espacio dedicado a la historia e idiosincrasia del barrio, la sala de exposiciones temporales o la colección permanente del Centro de la Cerámica.
En el espacio dedicado a la vida en el barrio de Triana, de forma abigarrada, el visitante podrá conocer distintos aspectos del pasado y presente del arrabal, como su relación con la revolución industrial, su patrimonio y sus fiestas. Un espacio sugerente pero perfectamente prescindible hoy en día. El hecho de que todo el museo haya sido pagado por el Plan Turístico de Sevilla (la Junta ha puesto un 60% del presupuesto y el Ayuntamiento el 40% restante de los 4,2 millones de euros que ha costado el Centro) conlleva este tipo de inventos, como si la cerámica no fuera lo suficientemente atractiva para venderla como producto turístico y cultural.
La sala de exposiciones temporales se encuentra en lo que fue la galería de pintores de la fábrica Santa Ana, el lugar donde se decoraban las piezas cerámicas antes de su cocción definitiva. En la actualidad acoge una muestra sobre el proceso de restauración de varias de las piezas expuestas en el Museo con su correspondiente vídeo explicativo.
Por último llegamos a la colección permanente del Centro constituida por un variado número de piezas cedidas por el Museo Arqueológico, el de Costumbres Populares y el Nacional de Artes Decorativas, además de una selección de obras de la Colección Carranza y la Colección Museográfica Municipal. El recorrido se inicia en la época medieval con varias piezas del período almohade y una interesante muestra del pavimento del siglo XV del convento de Santa Clara. Muchas de estas piezas se encontraban en los sótanos del Museo Arqueológico y han sido restauradas para la ocasión, siendo la primera vez que se exponen al público.
El siglo XVI supuso una auténtica revolución en el panorama artístico sevillana tras la llegada del artista italiano Niculoso Pisano, que trajo consigo una nueva técnica, pintar sobre la superficie cerámica como si de un lienzo o una tabla se tratase. En este apartado del Museo nos encontramos hasta cuatro piezas de Pisano junto con otra serie de piezas que muestran el tipo de cerámica que se hacía en esos momentos en Sevilla incluyendo varias muestras de los azulejos que decoraban los techos de conventos, iglesias y palacios.
Tras la eclosión colorista renacentista, el período barroco tenderá a un mayor virtuosismo en los dibujos pero con una gama cromática más reducida utilizándose sobre todo, el azul sobre fondo blanco, una influencia de la porcelana china que llegaba a Europa gracias a las rutas comerciales con el lejano Oriente.
La última sala muestra el paso de lo artesanal a la industrialización, con la Fábrica Pickman a la cabeza. En este espacio se contrapone la cerámica más culta, destinada a una burguesía que adopta los modelos británicos; y la popular, que sigue los cánones de la tradición alfarera trianera y que tendrá un definitivo impulso gracias a José Gestoso y la Exposición Iberoamericana.
El recorrido por las salas superiores del Centro se abre en varias ocasiones a los antiguos patios de la fábrica a través de estas celosías cerámicas que se han convertido, sin duda, en el símbolo del museo y que permiten tamizar la luz que entra y crear un interesante juego de luces y sombras de cara al exterior.
Abre por fin sus puertas un espacio que la ciudad llevaba esperando muchísimo tiempo. Si de algo puede enorgullecerse Sevilla es de su cerámica, un elemento que triunfa con el Regionalismo pero que está asociado a la ciudad desde tiempos de Roma (la leyenda de las santas Justa y Rufina es claro ejemplo de ello) por lo que no tenía sentido que no existiera en la ciudad un espacio dedicado a su historia. La percepción tras visitar el centro es muy positiva, pero sin duda hay muchas cosas que mejorar. El propio presidente de la CES recordaba en su intervención cómo el Plan Turístico ha servido para recuperar espacios en desuso o en malas condiciones como el Castillo de San Jorge o el Costurero de la Reina. Es evidente que Miguel Rus no visita estos dos espacios desde hace mucho tiempo ya que es conocido el estado de conservación del Castillo (suciedad, el ascensor estropeado, paneles que no funcionan, teatro interactivo estropeado...) o del Costurero de la Reina (en alquiler para que pueda ser convertido en una cafetería). Esperemos que el destino del Centro de la Cerámica no siga los mismos pasos. De momento el Centro no cuenta ni con página web, ni con personal específico, agenda de actividades o una mínima presencia en las redes sociales. No estamos pidiendo grandes alardes, sino lo básico en cualquier museo que se inaugure hoy en día. Si el Ayuntamiento quiere, de verdad, hacer de este centro un espacio de referencia, tendrá que cambiar su hoja de ruta, seguir como hasta ahora sólo lo condenará a ser una oficina de turismo a la que lleguen cuatro sevillanos y algún que otro visitante extranjero despistado. Lo difícil está hecho, ahora llega la gran asignatura pendiente, la gestión.
Horario: de martes a sábado de 10 a 14 y de 17 a 20 horas. Domingos y festivos de 10 a 15 horas.
Más imágenes e información del Centro de la Cerámica de Triana en nuestro reportaje del año pasado (enlace)
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