El Pabellón de Argentina de la Exposición Iberoamericana es, sin duda, uno de los más espectaculares de cuantos se construyeron para la muestra. El arquitecto argentino Martín Noel fue el encargado de su construcción, utilizando con gran maestría el neocolonialismo, un estilo arquitectónico que triunfaba en aquella época en los países sudamericanos y que consistía en darle un nuevo sentido al lenguaje prehispánico fusionándolo con las formas renacentistas y barrocas llegadas de Europa siglos atrás. La idea que subyace en estos edificios es crear un estilo nacional que hunda sus raíces en las culturas presentes en América antes de la llegada de los españoles. Es por ello que Noel utiliza un rico repertorio decorativo de diferentes épocas de Argentina, Perú, Bolivia y España. En planta el edificio es bastante clásico al distribuirse las salas en torno a un patio central, pero en altura se juega con los volúmenes de tal forma que no existe simetría alguna en sus pabellones, fachadas y torres.
Tras atravesar la gran fachada retablo se accede al vestíbulo, un amplio espacio abovedado que distribuía (y distribuye) al visitante hacia diferentes espacios, como el patio, el teatro (a la izquierda) o la Gran Sala dedicada a la Industria (a la derecha), decorada con azulejos y pinturas de Gustavo Bacarisas. El patio, de dos alturas, vuelve a reunir elementos de distintas procedencias como las balconadas superiores de madera, la azulejería sevillana o la portada que da a las escaleras, de nuevo con relieves propios del barroco hispanoamericano con influencias de las culturas prehispánicas.
En el lado sur del edificio se encuentra el volumen que acoge el teatro, un gran salón de actos para cuatrocientas personas en el que se representaron obras de teatro y se exhibieron películas y documentales en 1929. Muy sencillo arquitectónicamente, la madera se convierte en la gran protagonista del espacio, con una espectacular armadura en el techo y balcones tallados en el piso superior. Los arcos que sostienen la planta alta son tan caprichosos como elegantes. Sin duda un espacio escénico que debería tener mucha mayor presencia en la vida cultural actual de la ciudad.
De vuelta al edificio principal subimos por las escaleras principales a la segunda planta. Toda la azulejería pertenece a la Fábrica Montalván de Triana con diseños del pintor Gustavo Bacarisas que realiza una serie de paneles con escenas costumbristas argentinas.
En esta planta alta se encuentra la biblioteca del Pabellón. De nuevo las maderas nobles hacen de este espacio un lugar mágico, con esa doble altura de estanterías y otra espectacular armadura en el techo. Actualmente se utiliza como aula de baile del Conservatorio Superior de Danza.
La torre principal del Pabellón contiene no sólo un magnífico mirador en su parte más alta, sino otra increíble sala cubierta con una armadura de madera y una balconada de factura exquisita. Las pequeñas proporciones de la sala hacen que destaque todavía más la belleza de las tallas en madera.
El mirador superior de la torre nos permite contemplar una panorámica de 360º de toda Sevilla. Y si miramos hacia abajo vemos la otra torre del edificio y nuestro siguiente destino, la Sala de la Industria, rematada con una bella cúpula con linterna.
La joya del edificio (y eso es mucho decir, porque guarda estancias de suma belleza) es la Gran Sala que en su día acogió la exposición de Industria. El fin principal de la Exposición Iberoamericana era conseguir contratos comerciales con Europa y desde luego Argentina no escatimó en esfuerzos y recursos (el edificio costó 1.500.000 de pesetas) para venderse como un país moderno y tecnológicamente avanzado. Esta sala fue decorada casi en exclusiva por el pintor sevillano Gustavo Bacarisas que diseñó los azulejos de la parte inferior, con elementos prehispánicos, y las pinturas de la cúpula, con escenas costumbristas de la Pampa argentina y la figura del cóndor andino. Pinturas y azulejos, de vibrante colorido, confieren a este espacio una gran suntuosidad.
La planta cuadrada del salón se transforma gracias a pilares y arcos en una bóveda ochavada en cuyo tambor dispuso Bacarisas sus pinturas. Lamentablemente, el mal estado de estas pinturas ha obligado a su desmontaje para poder llevar a cabo tareas de mantenimiento en el edificio. La imagen que muestra a día de hoy este salón está incompleta y esperemos que más pronto que tarde vuelva a apreciarse en todo su esplendor con las pinturas restauradas tal y como se puede ver en este reportaje de hace un año.
En 1949 el edificio se convirtió en el Instituto Murillo siendo el segundo que se crea en la ciudad tras el de San Isidoro. Estamos en plena Dictadura y esta sala se convierte en la capilla del Instituto, de ahí el retablo que se puede apreciar al fondo de la sala.
Las espectaculares y modernas pinturas de Bacarisas están apiladas en una de las paredes a la espera de ser restauradas.
Los daños en el lienzo se aprecian a simple vista.
Y por último los paños de azulejos, espectaculares.
El Pabellón de Argentina acoge desde 1994 el Conservatorio Superior de Danza 'Antonio Ruiz Soler' (antes Escuela Superior de Arte Dramático y Danza) que utiliza el cercano Pabellón de Guatemala como anexo. Hace unos años la Junta de Andalucía planteó la mudanza del centro a un edificio de nueva construcción en el barrio de Nervión, en un solar cedido por el Ayuntamiento. Finalmente el traslado no se llevó a cabo por motivos económicos y ante el evidente mal estado del edificio, la Asociación de Padres, los alumnos y el propio claustro del centro exigieron por medio de diversas manifestaciones que se llevaran a cabo urgentes labores de mantenimiento y restauración para evitar la ruina del edificio. Gracias a su insistencia, la Junta terminó restaurando el edificio que hoy luce espléndido. Sólo falta que se actúe en las pinturas de Bacarisas para que vuelvan a su lugar y el edificio siga cumpliendo el objetivo para el que fue construido, mostrar al mundo lo mejor de un país, en 1929 eran los avances tecnológicos y comerciales argentinos, hoy, las nuevas generaciones de bailarines que llevarán la Cultura andaluza y española allá a dónde vayan.
El Pabellón de Argentina se puede visitar con ocasión de las Jornadas de puertas abiertas organizadas por el Ayuntamiento para conmemorar el 85 aniversario de la Exposición Iberoamericana (más información)
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