jueves, 5 de diciembre de 2013

¡Salvemos el Cervantes!


El Correo de Andalucía recogía ayer la noticia de la ruptura de las negociaciones para que el Teatro Cervantes recuperase su finalidad original. Detrás del proyecto estaban los promotores de la Sala Cero, cuya idea era actuar por fases en este teatro del siglo XIX para devolverle la vida a sus tablas. Para ello era fundamental que los propietarios del mismo accedieran a participar en el proyecto, alquilándoles el edificio.


Pero al final el Teatro Cervantes seguirá siendo un cine, al menos hasta que sus propietarios quieran o el edificio resista ya que necesita urgentemente una restauración. A nadie se le escapa que el cambio en el Plan General de la ciudad llevado a cabo por el Ayuntamiento puede estar detrás de la frustración en las conversaciones. Hasta hace unos meses, el Cervantes estaba blindado al catalogarse como espacio cultural en el Plan, pero el Ayuntamiento modificó ese punto para que pudiese albergar cualquier uso. De este modo, el Cervantes se podría convertir en una tienda de ropa, en oficinas... cualquier cosa que le sea mucho más rentable a los propietarios. El secreto está en esperar. Cuando pase la crisis, este solar, al igual que los de los cines Alameda y Avenida (que pertenecen a la misma familia) se convertirán en un goloso caramelo a disposición de la especulación. Será el momento perfecto para venderlos y hacer caja. Ojalá nunca llegue ese momento, pero es lo que ha favorecido el Ayuntamiento con la modificación del Plan.

Resulta curioso que mientras el Ayuntamiento favorece que otros edificios necesitados de una inversión tengan un nuevo uso, como las Naves del Barranco, el mercado de la Puerta de la Carne o la antigua estación de Cádiz, en el caso del Cervantes se haya hecho justamente lo contrario, imposibilitar que se lleve a cabo un proyecto que no sólo pondría en valor el edificio, sino que permitiría que siga siendo lo que siempre fue, un lugar dedicado a las artes escénicas. Los mercados gourmets y los gimnasios sí tienen cabida en el patrimonio, pero los usos culturales no

Ahora más que nunca, el Cervantes, el teatro más antiguo de la ciudad, que se remonta a 1873 ni más ni menos, necesita nuestro apoyo. El proyecto llevado a cabo por los responsables de la Sala Cero no puede caer en saco roto, la ciudadanía debe exigir que este edificio forme parte del tejido cultural de la ciudad y el Ayuntamiento debe poner cuanto esté en su mano para salvaguardarlo. Es tarea de todos evitar que desaparezca como desaparecieron otros teatros históricos como el San Fernando o el Coliseo.

Si quieres saber más sobre los teatros históricos que se conservan en Sevilla, échale un vistazo a nuestro reportaje (enlace)

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