España y Andalucía tienen unas leyes de Patrimonio muy estrictas que dictan cómo conservar y actuar en nuestro patrimonio, sin embargo, no es infrecuente ver cómo esas leyes se ignoran y se hacen verdaderos estropicios. En el caso de los Bienes de Interés Cultural, la Ley obliga a sus dueños a mantenerlos en las mejores condiciones y a las administraciones a velar por su correcta conservación. En la práctica, hay dueños que prefieren la ruina de un edificio para poder especular con ellos y las administraciones no siempre están a la altura en cuanto a vigilancia se refiere.
Es por ello que el Defensor del Pueblo Andaluz ha solicitado información a la Consejería de Cultura sobre varios Bienes repartidos por la geografía andaluza en los que el cuidado y la conservación brillan por su ausencia. En Sevilla se ha fijado en la Fábrica de Artillería y en las Reales Atarazanas, aunque estos dos conjuntos monumentales no son más que la guinda del pastel de un patrimonio abandonado y/o en desuso, que sufre los avatares del tiempo sin que nadie le ponga remedio.
La queja del Defensor es un toque de atención hacia las administraciones, pero unos y otros se escudarán en la crisis económica para justificar la nula inversión en conservar nuestro patrimonio, aunque todos sepamos que el desinterés por el patrimonio es algo frecuente haya crisis o no.
Fuente: Diario de Sevilla
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