Cuando se anunció que algunos festivales de la ciudad pasarían a tener carácter bienal y que con ello sus presupuestos se verían incrementados, ya dudamos de algo completamente ilógico (si no hay dinero para hacer algo cada año, ¿cómo va a haber más si se hace cada dos años?).
Los festivales se han resentido, y mucho, con la actual situación económica y la nula capacidad de las administraciones para seguir manteniendo eventos de carácter privado que gozaban de subvenciones para poder desarrollar sus actividades.
Perfopoesía no es más que la punta del iceberg. La dirección del certamen ha decidido suspender la edición de 2013 (en 2012 no hubo precisamente porque se acogió a la propuesta bienal del Ayuntamiento) y, de momento, no hay certeza de que en 2014 pueda volver a celebrarse.
Desde la organización insisten en que el Ayuntamiento no aporta dinero y que con las condiciones impuestas era prácticamente imposible mantener la calidad de las ediciones anteriores. El Ayuntamiento, por su parte, aduce que han propuesto otras alternativas como sufragar la publicidad, el equipo técnico o la cesión del Teatro Alameda, pero que no hay dinero en metálico para subvencionar el Festival.
Es evidente que la situación ha cambiado, la iniciativa privada ya no puede esperar el apoyo constante de las administraciones públicas del mismo modo que las administraciones deben dejar de vender un apoyo que luego no llega (prometiendo subvenciones o pagando al cabo de los años, lo mismo da). Hay que buscar otra alternativa y es evidente que la solución no pasa por esperar ayudas públicas, hay que encontrar otras fórmulas. Es lógico que Perfopoesía no quiera aceptar determinadas ruedas de molino del mismo modo que es lógico también que si el Ayuntamiento ofrece una infraestructura quiera meter la cabeza de algún modo en la programación. Si se quiere organizar algo de forma independiente el presupuesto debe ser independiente y habrá que encontrar la fórmula para que la actividad cultural en la ciudad no decaiga hasta los niveles de la pre Expo sin contar con las administraciones. Toca reinventarse y la crisis debería servir para cambiar algunos hábitos que en época de vacas flacas ya no se pueden sostener.
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