En un espectacular giro de los acontecimientos, La Caixa ha decidido que el Caixaforum de Sevilla se instalará en Puerto Triana, en los edificios podio que se están construyendo junto a la Torre Pelli. La entidad catalana renuncia de este modo a rehabilitar las Reales Atarazanas y se traslada al otro lado del río.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué este repentino cambio? Los acontecimientos se han ido sucediendo de forma vertiginosa desde hace unos meses. En primer lugar, la absorción de Cajasol por parte de CaixaBank le otorgaba plenos poderes sobre el conjunto de edificios que se están construyendo en la zona sur de la Isla de la Cartuja. Un proyecto que no consta únicamente del rascacielos, sino de dos grandes edificios que corren paralelos al río Guadalquivir y todo un entramado subterráneo que incluye hasta una piscina olímpica. En segundo lugar, el coste de rehabilitar las Atarazanas era desorbitado, aunque el presupuesto inicial marcaba el tope del gasto en 25 millones de euros, es evidente que el proyecto que diseñó Vázquez Consuegra alcanzaría fácilmente el doble, a tenor de las últimas experiencias que tenemos en este tipo de obras (San Telmo, Metropol Parasol o el nuevo Fibes). Si a esto le sumamos las trabas urbanísticas que el Ayuntamiento lleva meses poniendo al proyecto de las Atarazanas, se puede entender mejor el cambio de ubicación. Ahora, la entidad no sólo dotará de uso a un edificio que es de su propiedad (las Atarazanas se cedían a La Caixa pero seguían perteneciendo a la Junta de Andalucía), sino que el Caixaforum saldrá mucho más barato y se podrá inaugurar antes.
¿Beneficios del cambio? Varios. Para empezar, el interesante núcleo cultural que se formará en la Isla de la Cartuja, con el Caixaforum, el Pabellón de la Navegación y el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. La suma de estos tres espacios supone un foco cultural de altísimo valor a nivel nacional e internacional. Si las administraciones son inteligentes, aprovecharán la oportunidad para, de una vez por todas, arreglar el Camino de los Descubrimientos y dotar de usos culturales al Pabellón del Futuro. Y como guinda del pastel, el Jardín Americano y los Jardines del Guadalquivir. El potencial de la zona es espectacular.
Además, en esta zona se prevén dos líneas de metro y una estación de Cercanías, todo ello comunicado con el centro histórico a través de la pasarela peatonal ya proyectada. Sevilla sale ganando, y mucho, con el cambio.
¿Lo malo? El varapalo que le han dado a las Atarazanas. Un edificio de esas características no puede seguir abandonado a su suerte, requiere de un proyecto integral que lo ponga en valor. Quizás no hacía falta algo rompedor como lo que proponía Vázquez Consuegra y que, en Cultura de Sevilla, hemos puesto en duda en más de una ocasión pero es evidente que el edificio no puede seguir en su situación actual. Ahora corresponde a su dueño, la Junta de Andalucía, velar por su mantenimiento y conservación. Esperemos que más pronto que tarde podamos volver a disfrutar de esas maravillosas arcadas ojivales.
3 comentarios:
Si bien estoy de acuerdo que lo peor de esta noticia es que las Atarazanas no adquieran el protagonismo que se merecen como un nuevo centro de exposiciones, creo que en mi opinión lo más interesante de este cambio de ubicación será el nuevo foco cultural que planteará la zona de la Cartuja, que ayudará a que las visitas del Pabellón de la Navegación y el CAAC, que estaban siempre un poco aislados, aumenten y se conecten mejor con el centro de la ciudad. Pinta bien!
Si lo del metro fuera realidad, me temo que de hacerse, tardará muchos años, estaría bien. Pero la zona está mal comunicada, lo bueno que saldrá más barato,el triángulo cultural puede ser muy interesante, lo malo, que de nuevo la pasividad municipal ha obligado a que un proyecto cambie de ubicación, al menos éste no se ha ido de la ciudad.
Me gusta que alguien vea que no todos son desventajas. Me place la idea de que Sevilla se extienda, en cuanto a receptores de visitantes y de los propios ciudadanos, a más allá de esa especie de barrera, también mental, que es el centro.
A mí todo me ha parecido raro desde el principio. Puede que nunca sepamos qué ha ocurrido. Pero yo pienso que la Caixa, estando el tema económico como está, tal vez ya le estuviera dando vueltas a lo del cambio de ubicación. Ahora, eso sí, como estrategia de imagen, le ha salido redonda. Ellos quedan más o menos bien, y Zoido y el ayuntamiento, fatal.
Que nada de esto, ojo, significa que yo libre de culpa al actual gobierno local, pero tampoco idealicemos, y menos a un banco. De lo que nadie habla, de momento, es si por fin la Caixa, ahora que absorbió Cajasol, tiene pensado algo para la colección de arte que tienen, y su supuesta exposición en el edificio del centro. O tal vez lo metan todo en el Caixaforum de allá. Tampoco sería tan mala idea.
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