Como suele ser normal tras las elecciones, la llegada de nuevos políticos a los respectivos sillones conlleva grandes cambios en el personal de las instituciones que dirigen. De nada sirve si el trabajo anterior estaba bien o mal hecho, el político de turno llega con su equipo y se deshace de los que estaban antes. Esto afecta tanto a la directora de la Biblioteca Nacional como al responsable de un determinado departamento de una consejería autonómica. Es así, para qué vamos a engañarnos.
La consejería de Cultura de la Junta de Andalucía cuenta con nuevo consejero, Luciano Alonso, anterior responsable de Turismo. Y claro, tras su desembarco en el Palacio de Altamira, ha remodelado la cúpula de los diferentes organismos que integran la consejería. Podríamos pensar que se iba a contar con profesionales de la materia para encarrilar la nefasta gestión del anterior consejero, pero eso sería mucho pensar. La cruda realidad es distinta. Alonso se ha traído a su equipo de la consejería de Turismo y lo ha colocado al frente de Cultura. Total, lo mismo da ocho que ochenta, ¿verdad?
A partir de ahora la secretaría General de Cultura, la Dirección General de Bienes Culturales e Instituciones Museísticas o la Dirección General de Acción Cultural y Promoción del Arte, entre otras, estarán en manos de licenciados en Derecho, técnicos en Administración de Empresas y similares. Si al frente de una institución económica lo normal es poner a alguien que entienda del tema (aunque en la práctica no ocurra y se coloque a cualquiera, así nos va) ¿por qué a Cultura puede ir todo el mundo? ¿No existe una formación específica para Cultura? Pues aprovechémoslo. Una administración sólo funcionará correctamente si la persona que está al frente es un verdadero apasionado de la materia, de lo contrario se lo tomará como un trabajo más, como algo mecánico y será incapaz de discernir si algo está bien o no. Esperemos que esta nueva etapa que se abre en la Consejería de Cultura marque un antes y un después respecto a lo que hemos vivido en años anteriores y que el nuevo equipo gestor asuma con ilusión su tarea. Desde Cultura de Sevilla les deseamos muchísima suerte.
Fuente: Diario de Sevilla
2 comentarios:
acertado su artículo, sobre todo en lo referente al "desapasionamiento" que muchos cargos públicos portan en sus carteras. Espero que algún día -ya que hoy la ciencia tanto avanza y hasta podremos elegir el color de ojos de nuestros hijos...-; espero que algún día la mentecatez sea desterrada de nuestras seseras, y podamos elegir a nuestros líderes sin atender a ideologías, colores ni partidos, sino simplemente a su solvencia o no para llevar adelante sus menesteres, con sabiduría, sensatez y apasionamiento.
Nuevamente, un cordial saludo.
Aquí de lo que se trata es de mantenerse aferrado al sillón, da igual el que sea.
Después del susto de las elecciones andaluzas, en las que todos estos altos cargos se veían de patitas en la calle y sustituidos (para qué vamos a engañarnos) por similares del PP, ahora van a aprovechar todo el tiempo que puedan y no los van a poder echar ni con agua caliente.
Lo malo es que la solución va acompañada de la frase "sentido común" que, desgraciadamente, es el menos común de los sentidos.
Saludos.
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