jueves, 5 de enero de 2012

Llega la factura informativa de Cultura


La nueva ocurrencia de Paulino Plata, consejero de Cultura de la Junta de Andalucía es, cuanto menos, curiosa. A partir de ahora, cada vez que vayamos a un museo, visitemos un conjunto arqueológico o acudamos a una representación teatral en alguno de los espacios gestionados por la Junta de Andalucía, se nos mostrará en la entrada el precio real del mantenimiento de dicho espacio. Una forma, de -según palabras del consejero- indicar a los ciudadanos cómo se utilizan los recursos públicos y cuánto cuestan los servicios, dentro de la política de austeridad y transparencia

No está nada mal que se dé a conocer el coste de estas infraestructuras, lo interesante es que se intente vender el buen uso de un dinero que no deja de ser de los ciudadanos. Con esta medida parece que se quieren justificar determinados recortes en materia cultural cuando la realidad es que ese dinero proviene de los impuestos, no del bolsillo de los políticos. Sinceramente, para mí sería muchísimo más interesante que se dieran a conocer otro tipo de facturas, concretamente el coste real de cada político y cargo público, cuánto cuesta mantenerlo en el cargo, sus dietas, pagas extraordinarias, coches oficiales, sueldos vitalicios... 

Una vez más los políticos echan balones fuera demostrando, en tiempos de crisis, lo bien que invierten el "escaso" dinero del que disponen. Lo que no cuentan es lo carísimo que resulta mantener una estructura administrativa que todos sabemos que está hinchada al máximo y que se podría recortar buscando una mejor gestión del dinero público. De nada me sirve que me digan que mantener el Museo de Bellas Artes o programar una obra de teatro en el Central cuesta "x" dinero si luego no me dicen que la mayor parte del presupuesto se va en nóminas, alquileres, dietas y gastos administrativos. 

Una muestra más de la poca transparencia de nuestras administraciones, que pretenden lavar su imagen con este tipo de medidas (al igual que la factura de los gastos médicos) cuando lo que exigen los ciudadanos no es que se invierta menos en Sanidad, Educación o Cultura, sino que las administraciones recorten en ellas mismas para seguir ofreciendo el mejor servicio al ciudadano, que es, al fin y al cabo, quién paga.

1 comentario:

Manuman dijo...

Demagogia burocrática. Vaya administradores que demonizan la a la propia administración...