Lleva meses acabada pero unas cintas y un guarda impiden el acceso a la nueva pasarela construida para conectar la sede de Abengoa en Palmas Altas con el barrio de Los Bermejales. Diseñada por Richard Rogers, la pasarela permitirá el acceso peatonal al complejo empresarial al que actualmente sólo se llega en coche (muy ecológico para ser una empresa dedicada a las nuevas tecnologías).
Y ¿por qué está cerrada? ¿Problemas estructurales? ¿Falta de presupuesto para mantenerla? Pues no, la respuesta es mucho más sencilla y absurda. La pasarela no se abrirá hasta que el autobús pueda llegar a sus pies. Y para ello hay que modificar el Plan Parcial de Los Bermejales. Da la casualidad que la pasarela desemboca en una zona verde, concretamente en una senda peatonal. Sin embargo el Ayuntamiento pretende que Tussam tenga una parada junto a ella, algo poco factible, teniendo en cuenta que por allí no cabe un autobús. Por lo tanto hay que cambiar el Plan del barrio, convertir la senda peatonal en una calle y esperar a que Tussam presupueste cuánto costará desviar la línea 34 hasta este punto.
El problema no puede ser más absurdo. Si la pasarela está terminada, lo normal es que se abra al público para que se pueda utilizar y si en un futuro llega el autobús, pues mejor que mejor. Condenar a esta infraestructura tan necesaria a dormir el sueño de los justos por haber errores administrativos no tiene ningún sentido. ¿Acaso no sabían cuando se diseñó que iba a desembocar en un parque? Y lo de parque por llamarlo de alguna manera, porque aquello no deja de ser un descampado con árboles y mucho matojo.
Fuente: Diario de Sevilla
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