Antiquarium ha sido un tema recurrente en Cultura de Sevilla. Se ha analizado su evolución prácticamente desde su planteamiento como museo, hemos conocido su proyecto, la falta de fondos para su musealización y el desenlace final que ha culminado en la apertura al público. El destino quiso que estuviera de viaje en Barcelona cuando se inauguró este espacio la semana pasada, precisamente acababa de revisitar el Museo de Historia de Barcelona cuando me enteré de la apertura. Las comparaciones, por tanto, son inevitables. Ayer, visité Antiquarium por fin y he de reconocer que me han decepcionado muchísimo las condiciones en que ha abierto un centro que estaba llamado a ser la joya cultural de la gestión cultural de la ciudad. De nuevo, el Ayuntamiento, demuestra que la Cultura es secundaria.
Las prisas son malas consejeras y se ha querido inaugurar el museo a toda costa, sin terminar y sin medios. No es lógico (ni éticamente aceptable) abrir un museo sin una mínima documentación que ayude al visitante a entender lo que está viendo. ¿Se imaginan inaugurar el Museo de Bellas Artes sin cuadros en sus paredes? Algo así ocurre en Antiquarium. Vitrinas vacías y un mostrador de recepción sin folletos reciben al visitante que se adentra en el museo a la aventura.
Arquitectónicamente hablando, el espacio es muy interesante. El juego de luces de las paredes causa un buen efecto y la iluminación es magnífica, pero la visita se convierte en un auténtico calvario si lo que realmente quieres es conocer qué estás viendo.
A lo largo del recorrido se han instalado estos paneles con pantallas donde, supuestamente, se aporta información sobre los restos. Y digo "supuestamente" porque en algunos la información brilla por su ausencia. En algunos casos lo que se puede contemplar en los mismos es un power point del proyecto arquitectónico, pero no una explicación de qué es lo que hay justo en frente. Mucho más sencillo, barato y didáctico hubiera sido instalar paneles con información en varios idiomas que te explicaran qué es una fábrica de salazones, cómo era una domus romana o cómo funcionaba el impluvium en las viviendas. Gran fracaso didáctico. Imaginamos que aún queda mucho que hacer en este aspecto ya que actualmente, el visitante sale del museo sin saber qué ha visto, de qué época son los restos o cómo era una ciudad romana. La presentación museográfica es por tanto, nefasta. No eran necesarias tantas pantallas táctiles que marean al visitante y aportan una información supérflua (eso sí, con la página web del arquitecto responsable de la obra sobreimpresa en cada pantalla).
El recorrido arqueológico nos lleva por varios siglos de la historia de la ciudad. Uno de los puntos más interesantes es esta casa de época ya medieval denominada 'Casa del Sigma', con una exedra como principal foco de atención. En este caso sí que se ofrece una reconstrucción de cómo fue la estancia y material diverso para entender qué son los restos. ¿No se podría haber seguido el mismo proceder en cada hito arqueológico?
Quien conozca otras criptas arqueológicas, como el referido MUHBA de Barcelona, L'Almoina de Valencia o el Museo del Foro de Zaragoza, notará en seguida que algo falla en Antiquarium. Además, la propia documentación gráfica que nos proporcionan las pantallitas ayuda a ello. Se trata de la cantidad de restos que han desaparecido en el transcurso de las obras. Visitar una cripta arqueológica es un no parar de piedras sobre piedras, llegando a veces a un horror vacui que resulta extenuante. Sin embargo en Antiquarium todo está perfectamente colocado y expuesto al público, no hay nada que desentone, lo que sobraba directamente se ha eliminado. Me llamaron mucho la atención las imágenes de la cloaca situada en la zona más occidental del espacio, las imágenes que aparecen en pantalla muestran unos restos que en la realidad brillan por su ausencia, se han cortado, trasladado y vuelto a montar, pero sólo se ha repuesto aquello que ha interesado, lo demás, simplemente ha desaparecido. Habrá quién diga que no había más remedio si se tenían que construir los cimientos del Metropol Parasol, pero resulta alarmante la cantidad de restos que habrán desaparecido sin que nos hayamos enterado.
Otro aspecto que llama muchísimo la atención son los maravillosos mosaicos que decoran algunas de las estancias. Algunos han sido restaurados, otros muestran un aspecto que deja bastante que desear. Los que ocupaban el lugar de los apoyos del techo directamente han sido trasladados, pero nada te indica dónde estaban ubicados ni a qué estancia pertenecían.
La visita, bastante caótica, transcurre entre multitud de restos incomprensibles. No se sabe dónde acaba una casa y empieza la siguiente. Avanzas por pasarelas y más pasarelas (opacas, para que no veas que los restos de debajo ya no existen) que se entrecruzan en plazas donde en su día debió haber más restos pero que ahora ya no muestran absolutamente nada.
La sensación al salir de Antiquarium es de una gran decepción. El proyecto no ha sabido estar a la altura de los magníficos restos aparecidos. Nada que ver con el montaje del Castillo de San Jorge, por ejemplo, mucho más didáctico y comprensible. Seguramente quedan muchas cosas por hacer en Antiquarium pero, entonces, ¿para qué lo han abierto?
4 comentarios:
Estoy bastante de acuerdo contigo, los restos estan muy bien pero la explicación de éstos es nefasta.
Hubiera quedado muy bien una maqueta al lado de cada casa con una reconstrucción estilo la de la puerta del alcazar.
Saludos,
Luis Hernández.
En general, a parte del tema museográfico, al igual que el resto del Metropol los acabados son nefastos, hay suciedad por todas partes, incluso vi una lata de cocacola entre los restos, o manchas de manos de algún trabajador en uno de los pilares, ¿tanto trabajo cuesta una supervisión de los responsables antes de abrir al público? A mi si en mi trabajo entrego algo así me lo echan para atrás... inaceptable.
lo que mas me molesta de estos casos, muy abundantes en nuestra ciudad por desgracia, es la impunidad, ¿no se depuran responsables?¿aquí no pasa nada y ya esta, y ya esta?, señores que esto ha costado un dinerito curioso.
un saludo.
El tema de la limpieza se debería haber tenido mucho más en cuenta. No es difícil ver papeles, colillas y restos de plásticos entre los restos. Por no hablar de otro tipo de limpieza más patrimonial de cara a la presentación de los restos de la mejor forma posible, algo que en ocasiones no se cumple.
Saludos!
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