Tras la marcha de Antonio Álvarez, el Museo de Bellas Artes ha pasado su particular travesía en el desierto (y ya van varias) mientras se designaba a un nuevo director. La consejería de Cultura ha vuelto a ignorar el Manual de Buenas Prácticas de los Museos eligiendo a dedo a la nueva directora, en lugar de convocar un concurso para seleccionar a la máxima cabeza visible del Museo. La elegida ha sido Valme Muñoz, trabajadora del Museo desde hace años y que ha participado activamente en el devenir del Bellas Artes en los últimos años (fue comisaria de la exposición que recogió los fondos de la Casa de Alba). Muñoz conoce a la perfección los entresijos del Museo y ha participado en el plan diseñado para su ampliación por lo que la evolución del Bellas Artes no sufrirá ningún parón, al menos por lo que respecta a la dirección.
Muñoz se enfrenta a la difícil misión de pilotar una institución cultural fundamental en la ciudad, de gran relevancia nacional e internacional pero con un presupuesto ridículo y una ampliación que ni está, ni se la espera. Como hacemos cada vez que conocemos un nuevo director de nuestros centros culturales, esperamos y deseamos que la nueva directora plante cara ante el desprecio con que Junta y Ayuntamiento tratan a nuestro Museo.
Fuente: Diario de Sevilla
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