lunes, 8 de noviembre de 2010

La Sevilla que se cae

En una ciudad como Sevilla, con tanto Patrimonio, resulta casi imposible moverse sin ver algún edificio en mal estado. El problema es cuando esos edificios resisten a duras penas años y años sin que nadie intervenga en ellos. Por eso creamos la sección de 'Patrimonio en peligro', para denunciar ese abandono que podría llegar a ser irreversible.
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ABC publica hoy un interesante artículo donde recoge una serie de edificios, todos ellos de titularidad pública (casi todos del Ayuntamiento) que están en muy mal estado y en los que, si no se actúa pronto, podríamos llegar a lamentar graves pérdidas.
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San Hermenegildo, el monasterio de San Jerónimo o la Fábrica de Vidrio son monumentos declarados Bien de Interés Cultural, de todos ellos hemos hablado ya en el Blog, pero su estado sigue avanzando lentamente hacia la ruina.
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Buscar una solución es complicado, restaurar todos estos edificios es muy costoso, pero también es cierto que mientras más tiempo pase, más daño habrá y más dinero habrá que invertir. ¿No sería más sencillo ir haciendo pequeñas intervenciones? El Ayuntamiento tiene en su plantilla varios arquitectos que podrían llevar a cabo proyectos de intervención en estos edificios y ello no costaría dinero puesto que es personal del propio Ayuntamiento. No hace falta que venga un Consuegra a diseñar un macro espacio que cuesta varios millones de euros, simplemente un proyecto austero de intervención. Una vez terminados dichos proyectos, haría falta la mano de obra. ¿Qué tal pedir participación a la ciudadanía? Estamos convencidos de que mucha gente no dudaría en dedicar su tiempo libre para salvar un Patrimonio que es de todos, se haría una gran labor social, se trabajaría codo con codo con otros ciudadanos y además se lograría una gran satisfacción personal. Evidentemente sería necesario un personal adecuado y formado, pero ya vamos ahorrando. Son sólo algunas ideas que se podrían poner en marcha, quizás también buscar el patrocinio de empresas de construcción para conseguir material a un precio más rebajado. Si para que el monasterio de San Jerónimo luzca un mejor aspecto es necesario que cuelgue de su torre durante un tiempo una lona publicitaria con el nombre de la empresa que patrocina la obra, pues bienvenida sea si así conseguimos salvar el edificio. Sólo hace falta echarle imaginación y ganas. No es tan complicado.
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Podéis leer el artículo en ABC
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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Una observación muy acertada; ni siquiera el propio ayuntamiento puede depender de las subvenciones para recuperar su patrimonio. La participación de capital privado (que se beneficia aportando su nombre a una buena causa) es fundamental, así como esa participación ciudadana que en muchos casos estaría dispuesta a contribuir a la conservación de su patrimonio, su esencia, sus raíces.

Pero por desgracia estamos demasiado acostumbrados a que sea la Administración, el Estado, quien venga a resolver, Deux ex Machina, los problemas ciudadanos sin que éstos intervengan; y a eso hay que sumar la fiebre del efecto Guggenheim que ya considera que cualquier intervención debe ir acompañada de un macrogesto mediático y una arquitectura rompedora para "colocar a la ciudad en el punto de mira de la arquitectura contemporánea"... y otras milongas que tanto daño hacen al patrimonio: por una parte impiden una intervención puntual de consolidación en espera del gran gesto, y por otro lo desvirtúan totalmente al insertarle el mismo gran gesto con el que pretendían salvarlo.

Un saludo

Unknown dijo...

No comprendo por qué los entes públicos no se comprometen, pero tampoco entiendo que no haya empresas sevillanas que apuesten por inversiones culturales.

Sergio Harillo dijo...

En realidad ha habido actuaciones en las que la iniciativa privada ha invertido en el Patrimonio y el resultado ha sido magnífico. Tenemos el ejemplo del Templete de la Cruz del Campo, restaurado por Cruzcampo / Heineken o la Torre del Oro en cuya última restauración participó Cajasol y creo que alguna otra entidad privada.

En definitiva, ejemplos hay, lo que pasa es que no es una constante, sólo hay actuaciones puntuales.

La sociedad divil tiene mucho que decir en este tema pero lamentablemente no termina de despertar. Esperemos que lo haga pronto.

Saludos!

Sevalber dijo...

Y lo de caerse no es ninguna metáfora, acuérdate de las bolas que se desprendieron de San Hermenegildo. Afortunadamente no hubo desgracias personales, eso sí los politicuchos que padecemos no tardaron en aparecer por allí para decir que pelillos a la mar...

No es más que la diferencia entre lo mediático y lo que no lo es.

Saludos.

Nacho dijo...

Me parece muy buena la idea de intentar implicar más a la ciudadanía en la recuperación de alguno de esos enclaves. Si con la Iglesia del Salvador se consiguió movilizar multitud de colaboradores para aportaciones tanto públicos como privados y podría volverse a repetir en otros casos.

Hispalense dijo...

Si todo el dinero que se va a gastar en el proyecto Metropol Parasol se invirtiese en recuperar y darle uso (por favor, más oficinas de la junta no) a todo el enorme patrimonio heredado, incluído el de la Expo 92, Otro gallo nos cantaría. Por cierto, la UNiversidad de Sevilla ¿no podría instalar su gran biblioteca en la antigua fábrica de Artillería de la calle Eduardo Dato? Ay, vale que entonces no habría edificio "modenno" de arquitecta iraní de moda.Como dice un interviniente anterior "el efecto Guggenheim".

Sergio Harillo dijo...

Una ciudad no puede vivir únicamente de su pasado, debe seguir construyendo edificios contemporáneos que aporten un nuevo Patrimonio para el futuro. Hay que reutilizar y darle nuevo uso a edificios históricos para evitar su deterioro pero eso no significa que debamos renunciar a tener edificios contemporáneos.

Saludos!