miércoles, 10 de noviembre de 2010

CulturTravel: Centre Pompidou (Metz)


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La Globalización es un fenómeno que alcanza a todos los aspectos de nuestras vidas; para bien o para mal, formamos parte de ella. La Cultura es quizás uno de los sectores que más ha contribuido a la Globalización, y no precisamente como algo reciente, sino que se remonta a varios siglos atrás. ¿Acaso el Imperio Romano no fue un primer ensayo de la Globalización? Los grandes museos se han convertido en todo un emblema de la Cultura, desde cualquier parte del mundo, gracias a Internet puedes conocer lo que ocurre en los principales centros artísticos de todo el planeta. Era cuestión de tiempo que los museos aprovecharan este tirón para hacer negocio. O quizás los estados han utilizado a los museos para hacer negocio... Sea como sea, mientras el imperio Guggenheim se extiende por Nueva York, Bilbao o Venecia y Abu Dahbi construye su propio Museo del Louvre; a una escala mucho más reducida, la localidad francesa de Metz ya cuenta con un Centro Pompidou, inaugurado por todo lo alto el pasado mes de mayo.
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Metz es una pequeña ciudad del noreste de Francia, capital de la Lorena, que apenas supera los 120.000 habitantes. Con una rica tradición histórica, posee un conjunto monumental medieval de gran valor en el que destaca su catedral gótica. Metz fue la elegida por el Gobierno francés para acoger una sucursal del Centro Pompidou, cuya sede se encuentra en París, en un edificio que se ha convertido en todo un icono de la arquitectura contemporánea y que fue diseñado por Richard Rogers y Renzo Piano.
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El Centro Pompidou de Metz cuenta con 12.000 metros cuadrados divididos en varias galerías para exposiciones, un auditorio, zona administrativa, talleres, aulas, cafetería y restaurante. Todo ello bajo una espectacular retícula de madera que, como si de un árbol se tratase, sostiene la cubierta del edificio, realizada con un material textil que permite el paso de la luz. El nuevo centro tiene a su disposición las más de 60.000 obras de arte que alberga en su colección el Pompidou de París, aunque eso sí, no cuenta con una colección propia, únicamente irá acogiendo exposiciones temporales ya sea con los fondos del Pompidou o de otros centros museísticos. El edificio consta de una serie de galerías expositivas, cada una de ellas culmina en un gran ventanal que permite contemplar la ciudad de Metz y sus principales monumentos. Todo el conjunto se remata con una aguja de 77 metros de altura que, a la vez que hace un guiño a la arquitectura gótica francesa, establece una relación con su hermano mayor, que fue inaugurado en 1977.
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Este caprichito, diseñado por el japonés Shigeru Ban ha costado 86 millones de euros. Los responsables del proyecto aluden al famoso efecto Guggenheim como inspiración para este museo que intentará relanzar esta zona de Francia, muy bien comunicada con París (el TGV conecta ambas ciudades en poco más de una hora) y con los estados vecinos (Bélgica, Luxemburgo y Alemania). La Lorena ha sufrido un importante proceso de desindustrialización que ha obligado a reconvertir el sector económico de toda la región, con proyectos como el nuevo Pompidou se pretende activar con mayor fuerza el Turismo para darle un nuevo impulso a la zona. Pero no todo son buenas noticias, nada más nacer, el Pompidou de Metz ya ha visto mermado su presupuesto por culpa de la crisis económica. Su planificación y diseño tuvo lugar en una época en la que la Cultura gozaba de ciertos privilegios pero en plena crisis el panorama ha cambiado radicalmente y lo que se anunciaba como un referente cultural para toda la zona de la Lorena puede convertirse finalmente en un contenedor expositivo con un gran nombre y un gran edificio, pero con serios problemas para programar exposiciones de calidad.
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Web del Centro Pompidou de Metz (enlace)
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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Lamentablemente es un problema que sufren otras instituciones culturales, pues suele ser la primera partida de gastos que se recorta. Pero también este tipo de espacios debe hacernos reflexionar si lo que se pretendía era que el foco de atracción lo generara el edificio como mero hito o el contenido interior. La burbuja crediticia e inmobiliaria de principios del siglo XXI ha propiciado grandes gestos arquitectónicos y urbanos que han "colocado en el punto de mira internacional" a ciudades de segunda o tercera categoría por el mero hecho de mostrar su voluntad para construir dichos hitos.

Sin embargo, si sólo nos quedamos en el primer gesto grandilocuente lo único que atraen esos sitios es a una horda de estudiantes de arquitectura únicamente ávidos de hacerse fotos y que tal vez ni siquiera presten atención a los contenidos tan trabajosamente hayan podido adquirirse (lo que nos lleva nuevamente a pensar en la necesidad de contenidos de calidad para esos extravagantes continentes).

Un saludo.

Sergio Harillo dijo...

La capacidad de atracción turística de la arquitectura contemporánea es un tema que habría que estudiar y valorar. Existe mucha gente que viaja para conocer este tipo de arquitectura y que incluso planea sus visitas en función de qué edificios contemporáneos ofrece una ciudad antes que otros atractivos culturales como pudieran ser museos de bellas artes.

Llevas toda la razón en tu análisis de la situación de estos edificios que muchas veces nacen sin colección y que luego se las ven y se las desean para subsistir ya que, hoy en día, crear una colección de la nada es prácticamente imposible por el alto coste que tendría y por otro lado, mantener un variado programa de exposiciones temporales también puede llegar a ser muy caro si se busca la calidad y la excelencia, por no hablar de que es imposible rellenar los doce meses del año únicamente con exposiciones temporales.

Aún así, la experiencia que tengo de Bilbao es que la gente pasa religiosamente por taquilla y paga los 13 euros de la entrada. No busca únicamente hacerse la foto sino que entra, le interese más o menos la exposición de turno.

Un saludo!

Anónimo dijo...

Efectivamente el turismo de arquitectura contemporánea es algo que se ha puesto de moda en los últimos años, sobre todo tras el éxito de Bilbao. Baste darse una vuelta por foros de las escuelas de arquitectura para ver a estudiantes que viajan a Roma para ver el MAXXII de Zaha Hadid o el Museo del Ara Pacis de Meier (y luego ni siquiera entran a ver el altar augústeo). Personalmente ese tipo de turismo se me antoja similar al de esos hinchas que hacen viajes kilométricos a grandes capitales únicamente para ver a su equipo en el estadio.

Hay que tener en cuenta que tal vez la experiencia de Bilbao sea única y probablemente irrepetible, y que el Guggenheim es el resultado de una ciudada política de renovación de la ciudad y no de un capricho pasajero nacido de unos beneficios puntuales. Otro ejemplo de buen hacer podría ser el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, muy bien integrado en su entorno urbano, con algunos problemas para rellenar sus contenidos, pero capaz de crear vida entorno a él.

La creación de estos hitos arquitectónicos necesita de una cuidada política previa en cuanto a promoción cultural y de renovación urbana; no basta con llamar al arquitecto-estrella del momento y encargarle una extravangancia en suelo público y esperar sentados a convertirse en el nuevo ombligo del mundo.

Un saludo.

Maese dijo...

Al margen de controversias arquitectónicas me parece una gran idea que los grandes museos creen sucursales. Sería una forma de, por un lado, poner en valor las enormes reservas que tienen muchos de estos museos, y por otro poner al alcance de mucha más gente un patrimonio que nos pertenece a todos.
En fin, que no estaría mal contar con una sucursal del Prado o del Reina Sofía en una ciudad como Sevilla, ¿no? Es lógico que estos museos estén en Madrid, ¿pero por qué no una red de Prados que nos permitiera disfrutar más fácilmente de tanto arte actualmente concentrado en una sóla ciudad? Algo así como los Caixafórum, que funcionan coordinados organizando exposiciones que itineran de uno en otro, pero basado en los fondos de un museo en concreto...

Sergio Harillo dijo...

No sé, no sé Maese, no me termino de decidir en este tema, la verdad. De la forma que lo planteas, queda muy bonito, pero no dejo de pensar que la línea entre difundir el arte y hacer negocio al coste que sea es muy fina. Ten en cuenta, por ejemplo, que el Louvre ha vendido su marca a Abu Dahbi para que utilicen el nombre en el museo que se está construyendo y han pagado mil millones de euros por esa marca. ¿Eso es lícito? No sé, es complicado.

Evidentemente, un Museo como el Prado tiene en sus fondos una gran cantidad de obras de arte que no se exponen por falta de espacio y que mejor estarían expuestas en otros museos, pero para eso están los Museos de Bellas Artes provinciales que guardan gran parte de esos fondos y los exponen en sus colecciones permanentes.

Sin embargo el CaixaForum es un buen ejemplo de "franquicia" que funciona a la perfección y que hace una gran labor divulgativa.

En fin, un tema para debatir :)

Un saludo!

Pablo Carbonero dijo...

la verdad es que el edificio es una chulada!!!

Sergio Harillo dijo...

Sí que es una pasada, sí. Lo que no termino de ver es que quepa tanto ahí dentro, en las imágenes parece pequeño pero imagino que será un efecto óptico, jeje.

Un saludo.