Dos meses ha tardado el nuevo consejero de Cultura en abrir la Casa de Murillo como sede de la Agencia de Desarrollo del Flamenco. Años y años estuvo el antiguo proyecto para convertir el edificio en un centro de estudios del pintor de cajón en cajón sin que nadie lo pusiera en marcha y ahora, en dos meses, tenemos montado todo el tinglado. Es evidente que cuando hay interés en que algo salga adelante, sale adelante, ¿no?
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Con la nueva sede, Sevilla gana una zona administrativa, una sala de exposiciones y una tienda. Poco más. ¿Qué pierde? La oportunidad de dedicar un centro de estudio e investigación a uno de los artistas más importantes del Barroco europeo. Creo que salimos perdiendo con el cambio.
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En la presentación a los medios que se realizó ayer, Plata se enorgullecía de que gracias a este cambio de sede, la Junta de puede ahorrar 90.000 euros en alquiler y que esa partida irá destinada a actividades de la Agencia. Qué pena que mientras se cierran espacios culturales y otros ven recortados sus presupuestos hasta el extremo de no poder organizar ni exposiciones temporales, otros no sólo no vean recortados sus presupuestos, sino que los aumentan. Cuestión de gustos del Consejero, suponemos.
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Lo que no cuenta Plata es que Sevilla ha perdido una sala de exposiciones de Arte emergente (Santa Lucía) y un proyecto muy interesante de relevancia internacional (Casa de Murillo) para ganar algo que ya existía, que se podría haber ubicado en cualquier otra parte (si ya existe un Centro Andaluz del Flamenco en Jerez de la Frontera con un macroproyecto encargado a Herzog & De Meuron, ¿para qué necesitamos una Agencia en Sevilla?) y que en realidad aporta muy poco al panorama cultural de la ciudad. Pero debemos estar contentos, nos hemos ahorrado mucho dinero en una época de crisis. Y de eso se trata, ¿verdad? De dar buenas noticias.
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Fuente: Diario de Sevilla
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