¿Qué tendrán los museos sevillanos que sus directores salen escopeteados en cuanto se les presenta la ocasión? Ocurrió con el CAAC en el que su antiguo director, José Lebrero, hizo las maletas rumbo a Málaga para dirigir el Museo Picasso. Se hizo un proceso de selección y se eligió a un nuevo director que fue presentado en Madrid (¿?) y que, a pesar de llevar ya varios meses en su puesto, ni ha sido presentado en Sevilla ni ha expuesto cuál va a ser su línea de trabajo. ¿Estará esperando a que le salga algo mejor? Quién sabe.
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Ahora es el Bellas Artes, el museo sevillano por excelencia, el que se queda sin director. Antonio Álvarez llegó a Sevilla para dirigir la ampliación de la pinacoteca, o al menos eso se nos vendió desde la Consejería de Cultura, y se marcha sin haber cumplido su cometido. Al parecer le ha parecido mucho más interesante ser el Comisario de los actos que se celebrarán en Cádiz con motivo de del Bicentenario de las Cortes de 1812. Lo más increible de todo es que Álvarez, podría tener la puerta abierta para volver una vez haya cumplido sus obligaciones en Cádiz. Eso sí que es tener un trabajo asegurado, te vas dos años y luego vuelves por la puerta grande. No señor, el que abandona el barco, se queda fuera.
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Mientras se designe un nuevo director para el Bellas Artes pueden pasar meses, un tiempo que sin duda le vendrá estupendamente a los políticos, ya que de este modo se puede aparcar el tema de la ampliación para centrarse en "encontrar un candidato idóneo". ¿Y cómo debe ser este candidato? Pues para empezar, esperemos que sea alguien que se comprometa en serio con el Museo, que se interese por hacer del Bellas Artes uno de los mejores museos de España y sobre todo, que se plante de una vez por todas y exija la ampliación. Es decir, sería necesario un gestor valiente, no un títere en manos de la Consejería. El Bellas Artes entra en un by pass del que no sabemos cuándo saldrá, sin director, sin ampliación, sin exposiciones a la vista... ¡¡Enhorabuena consejero!!
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Fuente: El Correo de Andalucía
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2 comentarios:
Ultimamente estoy desarrollando alguna clase fobia que me provoca sudoraciones y temblores al leer el fatídico nombre del preclaro consejero Paulino Plata. Cada vez que aparece en la prensa se me reproduce uno de estos ataques. Lo peor es que mi reacción irracional se ve generalmente justificada por las ejemlares medidas, explicaciones y geniales proyectos del mencionado consejero que mejor no mencionar no vaya a ponerme a temblar y sudar de nuevo. Reconozco que este hombre me está empujando al chovinismo localista ultrasensible más propio de otros lares andaluces, pero ¿no es una tremenda falta de respeto (además de incoherente medida como se ha explicado en la entrada)hacia el Bellas Artes y Sevilla? Es como si aquí si valiera lo de desvestir a un santo para vestir a otro porque el primer santo no lo es tanto, ¿o qué? En fin, creo que por el camino que vamos voy a tener que acudir al psiquiatra para curar mi fobia que no deja de agudizarse.
Experimentamos sensaciones similares con respecto al nuevo consejero, rebautizado por algunos como consejero de in-cultura.
Un saludo!
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