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El Museo de Historia de Barcelona es una evolución del clásico concepto de museo. Tras la reorganización a la que fue sometido el centro en 1999 se buscó acercar la Institución a los ciudadanos por medio de la creación de una serie de equipamientos satélites que forman, entre todos, el Museo de Historia. Cada uno de ellos hace referencia a un aspecto concreto de la Historia de la ciudad y entre todos, mantienen viva la memoria histórica de Barcelona. Su misión principal es conservar el Patrimonio histórico de la ciudad, estudiarlo, documentarlo y difundirlo.
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Los orígenes del Museo se remontan a los años treinta del pasado siglo XX. Con motivo de las obras de ampliación de la Via Laietana, se firmó el derribo de la Casa Clariana-Padellàs, un palacete gótico del silgo XV. Las reformas urbanísticas en la ciudad condal habían hecho caer gran cantidad de inmuebles históricos y la amenaza sobre esta casa motivó un cambio de mentalidad. Se decidió salvar el edificio trasladándolo piedra por piedra a la Plaça del Rei. Durante las obras de cimentación aparecieron una serie de restos arqueológicos que impulsaron la creación del Museo. En 1939 abre sus puertas la primitiva sede del Museo, en un conjunto de edificios de la Plaça del Rei que incluían la recuperada Casa Padellàs y los restos arqueológicos aparecidos en las excavaciones y que se irían completando en años posteriores.
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Se trata de más de 4.000 metros cuadrados que abarcan desde la Barcino romana (s. I a.C.) hasta la Barcelona visigoda (s. VII d.C.). Por medio de pasarelas, el visitante conoce de primera mano la evolución de su ciudad además de visitar el Palacio Real, la capilla de Santa Águeda y la citada Casa Padellàs, destinada en la actualidad a exposiciones de arte contemporáneo.
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Tras la reforma organizativa de 1999, el Museo de Historia de Barcelona pasó de contar con esta primitiva sede a gestionar hasta siete espacios diferentes repartidos por toda la ciudad. Uno de los más destados es el Monasterio de Pedralbes, fundado en 1326 y que durante años fue la sede barcelonesa del Museo Thyssen (hoy en el Palacio de Montjuic). Ahora se puede visitar el edificio para contemplar el modo de vida de las comunidades religiosas así como el rico legado patrimonial que ofrece el propio edificio.
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Otros espacios gestionados por el Museo son la Casa del poeta Jacinto Verdaguer, el Centro de Interpretación del Barrio Judío de Barcelona o el Centro de Interpretación del Parque Güell, obra universalmente conocida del arquitecto Antoni Gaudí
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Una muestra de que el Museo está más vivo que nunca son las últimas incorporaciones de recintos históricos. Por un lado, las obras de reconstrucción del mercado de Santa Catalina, inaugurado en 2005, dejaron al descubierto restos arqueológicos de hace 4.000 años. O lo que es lo mismo, el testimonio de los primitivos barceloneses. Por ello se decidió musealizar el yacimiento dentro del nuevo mercado, dando a conocer no sólo cómo vivían los habitantes más antiguos de la ciudad, sino también los restos de una necrópolis, un recinto religioso que se remonta al siglo XI y parte del antiguo mercado de abastos.
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La otra incorporación nos queda mucho más cerca históricamente. Se trata del Refugio 307, uno de los túneles que fueron construidos durante la Guerra Civil para proteger a la población civil de los bombardeos aéreos que padeció la ciudad. Muchos de esos túneles siguen escondidos en las entrañas de Barcelona y ahora, los ciudadanos, tienen la oportunidad de conocer una de las épocas más oscuras de nuestra historia gracias a la apertura de este espacio.
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La labor del Museo no acaba aquí, en la gestión de diferentes espacios museísticos o de interpretación. Va mucho más allá. El paso de los años ha dejado en los fondos del Museo más de 35.200 objetos que deben ser investigados, estudiados y catalogados. Para ello se ha creado el Centro de Conservación de Bienes Muebles. Además, desde el Museo se dirigen y coordinan todos los trabajos arqueológicos que se llevan a cabo en la ciudad, llevando un riguroso control de todo lo que aparece y evitando expolios y destrucciones. Uno de los ejemplos más espectaculares de los últimos años ha sido el del Mercado del Born. Lo que en principio iba a ser una rehabilitación del edificio dejó al aire importantes restos arqueológicos que fueron añadidos al proyecto y que podrán ser visitados una vez se terminen las obras, aunque al parecer está habiendo bastantes problemas con este tema y la apertura se está retrasando más de lo esperado.
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Vemos gracias a este ejemplo lo que puede dar de sí un Museo de Historia de la Ciudad que no sólo se limite a mostrar una serie de piezas heredadas, sino a crear toda una red de espacios que sirvan al ciudadano para conocer mejor el lugar en el que vive y que contribuyan a construir un futuro mejor.
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Enlace a la web del Museo (aquí)
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4 comentarios:
La verdad es que el modelo de museo de historia de la ciudad de Barcelona está muy bien planteado porque engloba muchos puntos de interés histórico dispersos en la ciudad dándoles una coherencia y un valor museístico y turístico, en esto han sido muy hábiles. Pero yo le pondría una pega, y es que aunque visites el MUHBA no tendrás una idea general y coherente de la historia de Barcelona, sino sólo de ciertos elementos concretos de su historia. Yo creo que el resultado sería redondo si se añadiera una sede central en la que se diera una idea más global para luego ejemplificar con cada una de las subsedes.
En cualquier caso, ojalá en Sevilla se tomara como ejemplo lo hecho en Barcelona con esto o, por ejemplo, con los restos romanos dispersos por la ciudad para ponerlos en valor. Un caso concreto muy significativo en la comparación con Sevilla es un grupo de tres o cuatro columnas con un trozo de arquitrabe que hay cerca de la Plaza del Rey, en el Barrio Gótico. Perteneció a un templo romano y lo tienen perfectamente cuidado y explicado con sus paneles y demás. Más o menos como las columnas de la calle Mármoles en Sevilla... en fin, confiemos en que todo se andará.
Completamente de acuerdo contigo, Maese, al apostar por varias sedes monotemáticas, se pierde una idea de conjunto que muestre al visitante la evolución de la ciudad. Algo así es lo que se proyectó aquí en Sevilla en el monasterio de San Clemente aunque lamentablemente aquel proyecto no llegó a ver la luz.
En cuanto al templo romano de Bcn, por lo visto está incluido en un edificio privado y no se puede visitar con facilidad. Al menos eso leí cuando estuve buscando información sobre el Museo. No sé si hablamos de los mismos restos.
Un saludo!
Lo de los restos del templo es muy curioso, porque efectivamente se encuentran en un edificio privado, en un pequeño patio interior. El edificio en cuestión pertenece a una asociación de senderitas o algo así. El caso es que deben tener un acuerdo con el Ayuntamiento porque durante el día, a horas normales (desconozco el horario) se puede pasar a este patio para ver los restos. Por la noche queda cerrado, lo que imagino facilita su conservación.
Vaya, desconocía este museo "multisede": es una idea muy interesante.
¿Tendremos que esperar mucho a que haya unos gestores culturales buenos en nuestra ciudad?
En todo caso, intentaré ser positivo. A ver qué hacen con la excavación en el Patio de los Naranjos, y el anticuarium tiene muy buena pinta. Y Santa Clara...
En fin, algo es algo.
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