Fue a finales de 2016 cuando surgió la idea de que Sevilla optase a ser designada Capital Verde Europea, galardón que otorga la Comisión Europea desde 2010 a aquellas ciudades que han apostado por el desarrollo sostenible. La idea fue planteada por la Red Sevilla por el Clima y el Ayuntamiento recogió el guante convencido de las bondades del proyecto. Pero, ¿qué pasó después?
Un tuit del profesor de la Escuela de Arquitectura Esteban de Manuel me puso sobre la pista. El Ayuntamiento anunció que se iba a presentar a la capitalidad verde europea para 2020 e incluso se licitó un contrato de asistencia técnica para la candidatura presupuestado en 21.000 euros; pero del tema nunca más se supo. ¿Fue otro globo sonda? Lo cierto es que Sevilla se ha presentado en dos ocasiones, lo intentó para 2019 y lo ha vuelto a hacer para 2020. Y en ambas ocasiones la candidatura ha sido desestimada por los expertos que evalúan el proyecto. El rechazo ha pasado completamente desapercibido en la ciudad, quizás por puro interés, a nadie le gusta explicar el por qué ha perdido una competición, o tal vez porque el Ayuntamiento nunca se tomó muy en serio este proyecto y nosotros los ciudadanos tampoco.
¿En qué consiste la capitalidad verde europea? Es un premio económico que otorga la Comisión Europea y que sirve para poner en valor la apuesta por un modelo de ciudad acorde a los tiempos que vivimos, donde se prime el respeto por el Medio Ambiente. Cualquier localidad de más de 100.000 habitantes puede presentarse y hay ciudades que llevan años intentándolo, mejorando propuesta tras propuesta su candidatura. Hasta ahora la única ciudad española en conseguirlo fue Vitoria, que obtuvo el galardón en 2012 y a día de hoy continúa siendo un ejemplo a seguir en desarrollo sostenible a nivel internacional. Lisboa ha sido la última ciudad en sumarse a esta lista al ganar el premio para 2020, convirtiéndose en la primera ciudad del sur de Europa en conseguirlo. Las ciudades sureñas tenemos un duro reto frente al Cambio Climático y el hecho de que Lisboa haya ganado el premio abre el camino para que otras ciudades del arco mediterráneo puedan hacerlo. Lástima que Sevilla no haya sabido ver esta oportunidad de ser la primera.
¿Por qué ha perdido Sevilla? Es difícil saber el por qué hemos perdido básicamente porque el Ayuntamiento en ningún momento ha hecho público el proyecto presentado ni las razones por las que se ha rechazado la candidatura. En plena crisis ecológica por las talas que se están llevando a cabo por toda la ciudad en cierta manera es lógico que el Ayuntamiento no quiera reconocer el fracaso, pero lo cierto es que en ambas ocasiones no hemos pasado el primer corte de los expertos.
¿Qué se evalúa? Las candidaturas son analizadas por un grupo de expertos en base a doce puntos:
1. Mitigación de los efectos del Cambio Climático
2. Adaptación a los efectos del Cambio Climático
3. Movilidad urbana sostenible
4. Uso sostenible del territorio
5. Naturaleza y biodiversidad
6. Calidad del aire
7. Ruido
8. Gestión de residuos
9. Gestión de los recursos hídricos
10. Desarrollo verde y eco-innovación
11. Desarrollo energético
12. Gobernabilidad
Viendo estos doce puntos creo que es bastante evidente el por qué Sevilla no ha pasado el corte. Aún así, ciudades como Oslo o Lisboa se han presentado durante años hasta conseguir ser designadas capital verde europea (en 2019 y 2020 respectivamente) por lo que el rechazo no debe ser entendido como un fracaso sino como una oportunidad para mejorar la candidatura. El problema viene cuando no hay candidatura o no se conoce. La participación de la ciudadanía en el modelo de desarrollo sostenible es básico para obtener el premio y en Sevilla ni siquiera conocíamos que nos estábamos presentando a este galardón. Evidentemente algo se está haciendo mal.
Cientos de árboles se están talando por toda Sevilla con la excusa de la seguridad, sin plantear medidas alternativas |
Las manifestaciones que se están celebrando por toda Sevilla con motivo de las talas (mañana jueves a las 19:00 horas se celebra un debate sobre arbolado en el Colegio Oficial de Arquitectos y todos deberíamos acudir) son clara muestra de que la ciudadanía sí está preocupada por el Medio Ambiente y por los efectos del Cambio Climático pero el Ayuntamiento no está sabiendo capitalizar esta corriente (precisamente uno de los puntos que se valora es 'Gobernabilidad').
Sevilla tiene ante sí un reto mayúsculo. Los efectos del cambio climático se van a notar con especial virulencia en el sur de Europa y debemos luchar contra ellos. No estamos hablando de cambiar las bombillas de las farolas por unas de bajo consumo (que también) sino de desarrollar un auténtico plan que dote a la ciudad de las herramientas suficientes para poder enfrentarse a un futuro en el que la escasez de agua o la subida de las temperaturas van a hacer de nuestro territorio un lugar mucho más árido. La ciudadanía debe formar parte de esta lucha y el Ayuntamiento debe escucharla y aprovechar el esfuerzo de entidades y personas a título individual que llevan años pidiendo una Sevilla más sostenible. Desde luego talar cientos de árboles en pleno verano o arrasar toda una avenida para construir un tranvía no son modelos que nos lleven a conseguir la capitalidad verde europea. El objetivo debe ser común y el Ayuntamiento debe empezar a hacer las cosas de otro modo. Ya basta de ignorar a la ciudadanía, vayamos todos a una. Los sevillanos del futuro nos lo agradecerán.
3 comentarios:
Saludos, Sergio:
Se me ocurre, que además de denunciar y quejarnos de cuestiones y condiciones externas, podríamos pasar a la acción desde lo personal, haciendo realmente algo por mejorar la calidad del aire sevillano. ¿Cuántos de los que nos quejamos de la gestión municipal en relación con el medio-ambiente tenemos plantas, macetas, arbustos, incluso árboles en casas, terrazas, patios o azoteas? Eso sí que es una acción concreta, posible y factible al alcance de cualquiera... Si, por ahora, y por lo que sea, no puedo cambiar lo de afuera, me hago responsable y cambio desde dentro, aportando algo más que quejas y denuncias, que son necesarias pero no suficientes.
Sería absolutamente maravilloso que todos tuviéramos nuestros patios, balcones, terrazas y azoteas repletas de plantas. Sin duda si cada sevillano tuviera su propio 'jardín' en el espacio del que disponga seguro que algo conseguíamos. Por no hablar del beneficio estético. Yo personalmente tengo plantas por todas partes, incluso planté un aguacate que va ya por los dos metros de altura. No sólo contribuyo a mejorar la calidad del aire (poco, pero algo es) sino que disfruto enormemente cuidando las plantas.
¡Saludos!
Mis amigos dicen que mi terraza es un jardín botánico, que debería cobrar entrada. Jaja. La verdad es que si la ciudadanía se implicara más en esto la ciudad sería otra, pero aquí abunda "la persiana horrible de aluminio hasta abajo", "el aire acondicionado a tope" y el "tálame el naranjo que me entra por el balcón y eso da mucho bicho". Desgraciadamente estamos aún muy lejos.
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