El conjunto monumental de San Luis de los Franceses abrió sus puertas definitivamente al público hace unos días. Lo ha hecho sin mucha difusión y todavía es fácil poder quedarte a solas en su espectacular iglesia o en la capilla doméstica. San Luis de los Franceses es una de las obras cumbre del Barroco europeo y poder visitar un edificio así en nuestra ciudad es una oportunidad que nadie debería dejar escapar.
Como de la historia y patrimonio que atesora San Luis ya os hablé en su día, hoy me quiero centrar en un espacio en el que no reparé cuando se presentó la restauración el año pasado. Se trata de un auténtico vergel ubicado en uno de los patios secundarios del conjunto monumental. Te lo encuentras ya en la salida, pasas por una ventana y al asomarte te das cuenta de la maravilla que hay detrás. En este patio se han colocado decenas de vasijas extraídas de las bóvedas del edificio (antiguamente se utilizaban estos recipientes cerámicos para rellenar el espacio que hay entre las bóvedas y las cubiertas de los edificios para crear una capa de aire que sirviese para controlar la temperatura y la humedad). Con la incorporación de estos elementos se ha conseguido un auténtico jardín arqueológico semisalvaje que, en pleno octubre y debido a las temperaturas que tenemos, es toda una explosión de color gracias a la variedad de plantas que hay.
Después de la apoteosis barroca que supone visitar San Luis, dedicar unos minutos a disfrutar de este reducto verde es el broche perfecto a un recorrido maravilloso. Mientras deambulaba por el pequeño jardín (tampoco es que puedas adentrarte mucho, es bastante pequeño) reflexionaba sobre nuestros parques y jardines. Viendo este pequeño oasis repleto de plantas y flores me cuesta imaginar por qué nuestras zonas verdes están tan descuidadas. Si paseas por cualquier parque de la ciudad, incluso los históricos, es difícil encontrar un espacio con tanta vegetación. En las zonas verdes de la ciudad se ha olvidado la jardinería y se ha sustituido por arriates de albero (sólo hay que pasarse por el Paseo Catalina de Ribera) o espacios donde se plantan flores de temporada que apenas duran dos semanas. Para colmo, una vez al año los arbustos de nuestros parques son brutalmente podados para evitar que crezcan en exceso, dejándolos en la mínima expresión. ¡Cuánto mimo falta en el cuidado de nuestros jardines! Viendo espacios como el de San Luis o las pocas casas del centro histórico que aún no se han convertido en apartamentos turísticos te das cuenta de la belleza que hemos perdido, una tradición milenaria en el cuidado de los jardines que ha sido sustituida por la dejadez y la falta de mantenimiento. Ojalá nuestros parques y jardines tuvieran esta exuberancia, esta vida, esta apoteosis de colores. Mientras ese momento llega (si es que llega) nos tendremos que conformar con estos pequeños reductos de gran belleza.
>> San Luis de los Franceses abre de martes a domingo en horario de 10 a 14 y de 16 a 20 horas. La entrada general cuesta 4 euros (1 euro para residentes en la provincia de Sevilla). Los domingos por la tarde el acceso es gratuito.
4 comentarios:
Saludos, Sergio:
Estuve este domingo pasado visitando el conjunto. Pasando por encima de gustos estéticos respecto al barroco del XVIII, comparto contigo tu apreciación sobre el encanto del patio-jardín que citas.
Y volviendo al tema telúrico, que explicaría muchos de los fenómenos extraños que se dan en toda esa manzana, ¿no sentiste nada "raro" al salir de la iglesia principal por el pasillo lateral izquierdo?
¿Y en la capilla doméstica?
¿Hemos perdido la sensibilidad a los lugares que habitamos y recorremos?
Insisto: no todo es estética en los lugares "sagrados"...
Gracias de nuevo.
Y no olvidemos que detrás de la estética hay mucho recorrido
Efectivamente, mucho recorrido y muchas intencionalidades muy concretas. Las formas no son inocuas, inocentes y crean realidades...
Esto no lo enseñaban en la facultad de Historia del Arte: a menudo se ignora, se teme o se oculta todo aquello que se sale del paradigma mental o científico imperante.
Hola Sergio, estuve contemplando la belleza de jardín, y en interior del templo, fue magnifico.
Las fotos que has hecho son de museo, las has plasmado que hasta parecen que desprenden sus aromas. Las cúpulas de la iglesia desde ese lugar es una hermosura.
Enhorabuena.
Un abrazo.
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