En febrero del año pasado se presentaba con gran boato la restauración de la tabla de Hernando de Esturmio 'San Roque', fechada hacia 1550. La pieza fue restaurada en las instalaciones del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico gracias al convenio de colaboración entre la Real Maestranza de Caballería y el Ayuntamiento de Sevilla. Ambas instituciones pusieron 18.000 euros cada una para recuperar una pieza considerada 'clave' en la evolución de la pintura sevillana del siglo XVI. Esturmio está considerado, junto con Pedro de Campaña, uno de los máximos exponentes de la evolución del Gótico al Renacimiento en nuestra ciudad. La escasez de obras conservadas de este artista hacen del San Roque una pieza de gran importancia que, a pesar de haber sido restaurada en parte con dinero público, a día de hoy se encuentra en el Palacio Arzobispal, edificio que no es visitable.
'San Roque' durante su restauración en el IAPH |
Tras la restauración, el cuadro fue expuesto apenas un mes en Santa Clara, convento donde había estado durante cuatrocientos años. La pregunta saltó rápidamente durante la presentación: "¿a dónde irá el cuadro tras la exposición?". El entonces alcalde no quiso o no supo contestar y tan sólo comentó que se estaban estudiando las opciones. Un año después el cuadro no se puede contemplar, a pesar de, insisto, haber sido restaurado con dinero público. Lo ideal sería que el Arzobispado llegase a un acuerdo de cesión de la obra con el Museo de Bellas Artes para que pudiese ser expuesto junto con las obras de Pedro de Campaña, Luis de Vargas y Pietro Torrigiano. De este modo se completaría el discurso expositivo del Museo, que carece de obras de Esturmio si no recuerdo mal, y se añadiría un eslabón más a la cadena evolutiva de la pintura sevillana que se expone en el Museo.
Siempre he sido un firme defensor de la inversión pública en el mantenimiento de nuestro Patrimonio. Recuperar un cuadro como el San Roque de Esturmio no sólo genera empleo de calidad, sino que contribuye a poner en valor nuestra historia y nuestro pasado. Lo que no tiene sentido es invertir dinero público en un bien privado que no va a ser disfrutado por la ciudadanía. A día de hoy el San Roque ha caído en el mismo olvido que cuando estaba en la cerrada iglesia de Santa Clara. Su estado es óptimo, pero sigue escondido sin que el público pueda valorar la magnífica obra de arte que es.
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