Edificio de la calle Córdoba en enero de 2015 |
En Cultura de Sevilla he denunciado en muchas ocasiones el relativo respeto que tenemos hacia nuestro patrimonio, no sólo en la conservación diaria, sino a la hora de intervenir en él. Si bien los grandes monumentos cuentan con equipos de profesionales que se encargan de las intervenciones cuando se lleva a cabo una obra, en los edificios anónimos no es extraño que durante una rehabilitación desaparezcan elementos de la fachada, se derriben los interiores o directamente el inmueble pase a mejor vida (el último ejemplo lo conocíamos hace unos días cuando se notificaba una multa de 4.500 euros por haber derribado un edificio en Puerta Osario que estaba adosado a la muralla).
Es por ello que me produce una gran alegría cuando paseando por la ciudad me encuentro ejemplos como el de este edificio de la calle Córdoba, situado junto al campanario de la iglesia del Salvador. El edificio se encontraba en muy mal estado y hace unos meses se le colocaron redes de protección y posteriormente un andamio para su "restauración". Como siempre, me temí lo peor. Pero nada más lejos de la realidad, no sólo se ha respetado escrupulosamente la fachada (con un grado singular de protección al estar el edificio pegado a un Bien altamente catalogado como es el Salvador) sino que durante la intervención se han rescatado las pinturas y esgrafiados que decoraron el paramento hace siglos. Por la estructura de la fachada y el tipo de decoración, bien podríamos estar hablando de un edificio del siglo XVIII con su característico piso superior con una pequeña galería de vanos separados por pilastras.
La decoración es sumamente atractiva y consiste en un despiece de sillares enmarcados por gruesas bandas de color almagra. En la galería superior la ornamentación se vuelve aún más compleja y adopta distintos motivos geométricos, una decoración que parece haber sido aún más cuidada en la parte inferior de las ventanas del lado izquierdo, donde apenas se conservan algunos resquicios cromáticos de difícil lectura desde la calle.
La restauración ha sido todo un acierto, no sólo se ha recuperado en parte la historia del edificio, sino que se suma un punto de interés más en la ciudad para los amantes de este tipo de decoración, lamentablemente desaparecida de nuestros edificios históricos con el paso de los siglos. Tal y como ya se trató en un post anterior, la decoración pictórica de las fachadas fue algo fundamental en Sevilla hasta el siglo XIX. La ciudad era una amalgama de colores que se simplificó de tal modo en el siglo XIX que cuando los arquitectos regionalistas indagaron en la historia de la arquitectura sevillana optaron por sacar a la calle la azulejería y las yeserías en lugar de recuperar técnicas tradicionales como la pintura al fresco o el esgrafiado. Tal vez el problema fue económico (son técnicas mucho más caras), pero quizás había tan pocos ejemplos conservados que no se consideró que hubiera sido una tendencia lo suficientemente extendida en Sevilla como para rescatarla. Ahora, gracias a las diferentes restauraciones que se están llevando a cabo podemos admirar parte de esta ornamentación.
Desde aquí no puedo más que felicitar tanto a los propietarios del edificio por tener la suficiente sensibilidad como para apostar por la recuperación de las pinturas como del equipo de restauradores y operarios que lo han llevado a cabo. Ojalá cunda el ejemplo y esta sea la tónica general en nuestra ciudad.
Pd.: Por poner una pega, se podría haber quitado la máquina de aire acondicionado del balcón.
3 comentarios:
Yo le pondría otra pega, la estética del bajo comercial del edificio y en general de casi todos los comercios del centro... Deberían guardar uniformidad con los edificios.
Por cierto, a ver si restauran el campanario del Salvador, que se ve que le hace falta..
Un saludo.
Enhorabuena a los autores del proyecto y de la obra ya que no es fácil conservar y restaurar edificios en tal mañ estado y en un ámbito tan protegido y con tan dificil acceso para realizar una obra.
Este edificio es una parte del edificio original y está dividido en muchas partes destinadas a usos muy diversos. Desde nuestro estudio de arquitectura tuvimos el privilegio de rehabilitar y restaurar el edificio contiguo que estaba en muy malas condiciones. Pudimos rescatar casi toda la construcción e intentamos ser los más respetuosos posible con el patrimonio que nos encontramos: rescatamos gran parte de las carpinterías de madera, las solerías hidráulicas existentes las reutilizamos en la medida de la posible, usamos morteros de cal en os interiores, etc. Lo mejor fue poder poner en valor los arcos y columnas del patio de la Colegiata que estaban tapados por el interior. Con un presupuesto limitado pero con todo el apoyo y las ganas de la propiedad pensamos que se consiguió un resultado bastante digno. Y hay que reconocer el esfuerzo y buen hacer de la propiedad y de la empresa constructora (ENRIAN Obras y Servicios). Les dejo una entrada a nuesro blog para que puedan ver las magníficas fotos que nos hizo Fernando Alda. http://www.faq-arquitectura.blogspot.com.es/2014/12/rehabilitacion-de-edificio-en-el-centro.html. Saludos.
Muchísimas gracias por el enlace, Víctor, sin duda un gran descubrimiento. De la reforma que habéis hecho en el edificio contiguo al que ilustra la entrada me llamó especialmente la atención que respetarais el friso cerámico moderno del bajo comercial, cualquier otro lo hubiera eliminado sin contemplaciones, pero vosotros tuvisteis la sensibilidad suficiente como para respetar ese añadido aunque fuera muy posterior a la fecha de construcción del edificio.
Ahora gracias al reportaje que compartes puedo ver que por dentro también habéis hecho un magnífico trabajo. Enamorado estoy de los suelos y de los arcos del patio de la Colegiata.
¡Enhorabuena!
Sergio, totalmente de acuerdo contigo una vez más. El otro día vi que están "arreglando" uno de los bajos comerciales de la Casa Pérez de León, obra de Gómez Millán en la esquina de La Campana con la Plaza del Duque y pensé: qué pena que el Ayuntamiento no tenga una normativa que obligue, en la medida de la posible, a conservar y rescatar la fisonomía de los bajos comerciales. Todo el que llega hace lo que le da la gana y lo único que se consigue es destrozar la estética de los edificios.
¡Saludos!
Publicar un comentario