domingo, 9 de marzo de 2014

La Ley de la Jungla


Sevilla es una ciudad única, especial. Cualquier sevillano habrá dicho o escuchado esta mítica frase en más de una ocasión, y debe ser cierta, ya que pasan los años, cambian los gobiernos y hay aspectos que siguen exactamente igual, que no cambian, a pesar de que la lógica y la razón indiquen un camino distinto.

Aparcar donde sea y como sea es algo de lo más habitual. Esta semana escuchábamos las palabras de la Consejera de Fomento de la Junta de Andalucía que se quejaba, con razón, de que en la Cartuja se aparca en aceras, carriles bici y doble fila a pesar de los aparcamientos públicos habilitados, que no llegan al 50% de ocupación. Lo mismo ocurre en los alrededores del Teatro Lope de Vega; todos los fines de semana este ¿jardín? se convierte en un gran aparcamiento para la gente que acude al centro. Da igual si se aparca sobre zonas ajardinadas (convertidas ya en barrizales de tanto pasar los coches por encima) o en zonas peatonales, lo importante es dejar el coche lo más cerca posible del lugar de destino. El sevillano debe entender que al centro hay que ir en transporte público o dejar el coche en los aparcamientos subterráneos del Paseo Colón o Avenida de Roma. Donde no hay sitio para aparcar, no tiene sentido que vayamos en coche, hay que buscar otra solución. Esto es así, por mucho que queramos llegar con nuestro coche a la puerta del último comercio de la calle Sierpes. El sevillano debe entenderlo y el Ayuntamiento actuar en consecuencia. ¿De qué sirve gastarse cientos de miles de euros en arreglar esta zona del Lope de Vega si cada fin de semana se destroza? ¿Es razonable ver la Torre del Oro rodeada de coches cuando se está pidiendo que se declare Patrimonio Mundial por la Unesco?


Sigamos con el centro. La zona de las plazas de la Alfalfa, Pescadería y calle Pérez Galdós se convierten cada fin de semana en un inmenso botellódromo al aire libre. Los comerciantes se han quejado, los vecinos se han quejado, pero el Ayuntamiento parece no querer ver el problema. El respeto y el civismo deberían ser uno de los ejes principales sobre los que se asentara una sociedad, pero esta norma rara vez se cumple y al igual que con los aparcamientos, el individualismo pasa por encima del bien común. ¿El resultado? Zonas y calles por las que es imposible pasar por la cantidad de gente que se concentra bebiendo, suciedad (desde vómitos hasta decenas de vasos y botellas que quedan abandonadas en la calle) y nulo descanso de los vecinos, hartos de protestar y llamar a una policía que no puede actuar. La única solución es la educación en valores cívicos, algo que escasea hoy en día.

Y si hablamos de individualismo, la lógica vuelve a saltar por los aires cuando oímos historias como la denuncia del colectivo de guías oficiales hacia una joven empresa que ofrece visitas y rutas por las calles de Sevilla. Alegan los guías que para ofrecer este servicio hay que ser guía oficial, sin embargo para poder serlo hay que pasar un examen que en Andalucía no se convoca desde hace catorce años precisamente por la presión de los guías oficiales. ¿Qué daño hace que unos jóvenes quieran ofrecer un producto distinto y ganarse la vida haciendo lo que saben hacer? Desde las administraciones se nos anima a emprender pero las trabas de unos y de otros son tantas que el emprendedor más que un valiente, es un héroe que debe superar más pruebas que Hércules en sus famosos doce trabajos

Pasan los años en esta ciudad cíclica en la que los problemas se heredan de año en año sin que se pongan soluciones. La convivencia entre ciudadanos es clave para una sociedad avanzada y para que esto ocurra todos debemos poner nuestro granito de arena, desde usar las papeleras hasta pasar al fondo y no quedarte en la puerta cuando subes al autobús o al metro. Si todos colaboramos, si cada uno piensa un poquito más en los demás, quizás, sólo quizás, podamos ir mejorando aspectos fundamentales para la calidad de vida de los ciudadanos. Vale la pena intentarlo, ¿no?

1 comentario:

Yessica Corpas dijo...

En el parque Vega de Triana nos pasa lo mismo....los que van a hacer deporte al polideportivo Vega de Triana (antiguo Charco de la Pava) se empeñan en aparcar en la acera cuando tienen toda la zona de los aparcamientos de la feria....con lo cual obligan al peaton a ir por la carretera con el consecuente peligro....
Y por mas que nos quejamos y llamamos a la policia no hacen nada...
Asi es Sevilla...