jueves, 21 de noviembre de 2013

El Ayuntamiento saca adelante el proyecto de la Estación de Cádiz


Un mercado, una galería comercial y un centro deportivo son los usos que el Ayuntamiento tiene previstos para la antigua estación de Cádiz, edificio inaugurado en 1902 y que fue diseñado por el ingeniero Agustín Juberd.

Tras varios fracasos para poner en valor este edificio, el Ayuntamiento ha optado por la fórmula de la concesión privada. Será la empresa Ingesport la que se encargue de las obras de remodelación tanto del edificio como de la plaza delantera (donde se construirá un aparcamiento subterráneo y un espacio peatonal en la superficie con quioscos y veladores) en las que invertirá cinco millones de euros. El proyecto incluye la transformación del edificio principal en un mercado de abastos que se ubicará en la planta inferior y una galería comercial en la superior. Para ello se demolerán las separaciones interiores dejando un espacio diáfano. El centro deportivo se construirá en la marquesina metálica donde se situaban los andenes e incluirá un gimnasio, piscinas y pistas de pádel. 

El proyecto sigue la estela de otros grandes proyectos de la era Zoido que pasan por la privatización de un espacio público. Precisamente se va a hacer con este edificio lo mismo que se hizo con la Encarnación cuando se adjudicó a Sacyr la construcción y explotación del complejo Metropol Parasol donde se incluye el mercado de abastos. Si en aquella ocasión se criticó la privatización de un espacio público, parece que en el caso de la Estación de Cádiz esas críticas se han guardado en un cajón. La concesionaria se hará cargo de todo el edificio, la plaza delantera (que tendrá dos quioscos de 120 metros cuadrados con 50 veladores) y el aparcamiento subterráneo. El Ayuntamiento lo único que hará será cobrar un canon de 60.000 euros anuales por la concesión. Tras los problemas que están teniendo los placeros de la Encarnación con Sacyr y el relativo éxito de la galería comercial (con todos los locales interiores cerrados) esperemos que el Ayuntamiento sepa velar por el interés de los comerciantes que, a pesar de estar en un edificio municipal, tendrán que rendir cuentas ante una empresa privada.

Con esta concesión del patrimonio público se pierde para siempre la oportunidad de abrir el edificio a los ciudadanos y dotarlo de unos equipamientos públicos al servicio de cualquier sevillano. Tras la reforma, los únicos que podrán gozar de la espectacular cubierta metálica serán los jugadores de pádel que paguen su cuota. Esperemos que no venga ningún Primark, Ikea o similar con un proyecto de "puesta en valor" de la Fábrica de Artillería porque nos podemos imaginar lo que haría nuestro alcalde.

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