El Porvenir cuenta desde hace unos meses con nuevos inquilinos gracias a la operación urbanística emprendida por Emvisesa en las antiguas cocheras de TUSSAM. El estudio de arquitectura DL+A Arquitectos se encargó del diseño de un espacio compuesto por siete edificios y sus respectivas zonas comunes.
La singularidad de estos edificios radica no sólo en sus lisas fachadas (ventanas y terrazas quedan ocultas por la piel de lamas del edificio presentando un volumen contundente al exterior) sino en los salientes que muestran cada uno de los bloques, rompiendo con las líneas macizas de los mismos.
La manzana se ha construido como un recinto cerrado al exterior, con una serie de vallas que dotan de intimidad a las viviendas pero que también impiden su relación con el resto de la ciudad. Si bien se puede entender la necesidad de privacidad, el resultado es un espacio demasiado opaco, excesivamente cerrado al exterior, como si estuviera de espaldas a la ciudad que lo rodea. La obsesión por las vallas y la seguridad ha llegado a límites extremos en esta promoción de viviendas. Justo al otro lado de la avenida Ramón Carande existen otra serie de promociones inmobiliarias, también de VPO, y están abiertas a la calle, resguardando sus equipamientos y zonas comunes en el interior de la manzana. En el caso de las viviendas del Porvenir se ha querido emular un concepto más abierto (calles interiores de comunicación entre bloques, zonas comunes externas, edificios situados de forma tangente entre ellos) pero al final el resultado ha sido más opaco al tener que colocar todo un entramado de vallas y cancelas que impida el tránsito ajeno a las viviendas.
Quizás estemos ante el último barrio 'de diseño' de los construidos por Emvisesa. Ante el declive de la construcción y la imposibilidad de acceder al mercado de viviendas del conjunto de la sociedad española, la empresa municipal está viviendo un momento de incertidumbre a pesar de la evidente falta de viviendas a precios asequibles. Operaciones como ésta tienen una gran importancia por cuanto están dentro de la ciudad consolidada y no en barrios periféricos, por lo que su relación con el entramado urbano existente implicaba una mayor sensibilidad.
El gran fleco pendiente en esta zona es la parcela situada entre las nuevas viviendas y la avenida Ramón Carande, un inmenso solar en un enclave privilegiado.
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