domingo, 28 de julio de 2013

La verdadera historia de las farolas fernandinas



En las próximas semanas el Ayuntamiento iniciará su particular campaña en contra del mobiliario urbano de corte contemporáneo que se instaló en las plazas de la Alfalfa, del Pan y de la Pescadería sustituyendo las farolas por otras de tipo fernandino. El alcalde se excusa en que es una promesa electoral (es cierto, la hizo) y que este tipo de luminarias, "las de toda la vida" concuerdan mejor con el entorno. 

Independientemente del gasto que supone sustituir catorce farolas (240.000 euros, parece que para esto no hay crisis ni recortes) llama poderosamente la atención que se insista una y otra vez en que las farolas fernandinas son parte de la historia e idiosincrasia de la propia ciudad cuando es totalmente falso. Si por algo ha destacado Sevilla en el pasado es por la calidad de sus artistas y artesanos; aunque solemos quedarnos en los grandes (Velázquez, Murillo, Martínez Montañés...) lo cierto es que los artesanos han creado auténticas obras de arte a lo largo de los siglos que no solemos valorar en su justa medida. El ejemplo más claro es la cerámica, con azulejos y recipientes cerámicos de gran calidad conservados desde hace siglos, pero lo mismo podríamos decir de carpinteros, herreros y un sin fin de verdaderos artistas que contribuyeron a engrandecer el patrimonio de la ciudad. 


Por ello, es curioso que se nos venda como lo más sevillano del mundo un tipo de farola que se creó en 1832 para decorar la ciudad de Madrid y que toma el nombre de Fernando VII (aunque muchos pensarían que tenía algo que ver con nuestro San Fernando). Desde Madrid se fueron distribuyendo por toda la geografía española y hoy es fácil ver la farola fernandina en cualquier ciudad y pueblo de España. Por lo tanto, de sevillana, nada y "de toda la vida", menos. ¿Cuáles son las farolas sevillanas de verdad? Pues por ejemplo las que se crearon con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929, época de una fuerte eclosión de las artes decorativas en nuestra ciudad. Aquí tenemos las que había junto al Pabellón de Córdoba, en lo que actualmente es la Avenida de Reina Mercedes:


O el puente de Triana, ese maltratado monumento que ha perdido gran parte de su majestuosa decoración en pro del tráfico. Toda su decoración, incluidas las farolas que se pueden ver en los pilares, fue eliminada para ampliar el tablero y que pudieran pasar más coches por él. Ojalá llegue el día en el que veamos el Puente de Triana tal y como se concibió en el siglo XIX. Por supuesto, para darle mayor sevillanía al puente, actualmente luce farolas fernandinas en lugar de las originales.


¿Y qué pensáis de las hermosas farolas de hierro y cristal que decoraban la espectacular Pasarela? Si trágica fue la pérdida de este bello elemento, más deplorable es que no seamos capaces de recuperar la verdadera historia de la ciudad y la sustituyamos por farolas importadas.


Terminamos con la Plaza del Duque (cuando realmente merecía la pena como plaza). En la imagen aparece el impresionante palacio de los condes de Palomares en primer término y por detrás lo que fue el complejo jesuítico de San Hermenegildo. Todo ello ha desaparecido, incluida la farola de varios brazos que podemos ver solitaria en mitad del adoquinado.


Son sólo algunas imágenes que nos muestran la verdadera historia del mobiliario urbano de la ciudad, pero hay muchas más, sólo hay que documentarse un poco y echarle un ojo a los libros que tratan de la Sevilla desaparecida. Por fortuna hay espacios donde se conservan las farolas originales, como en Plaza Nueva, en Plaza de América o en el puente de la Avenida de Jerez. En otros sitios, como en Plaza de España, se han recuperado. 

Llegados a este punto podemos barajar tres vías. La primera, recuperar el verdadero mobiliario urbano de la ciudad para aquellas zonas dónde aún se conserve el patrimonio monumental heredado de siglos pasados. La segunda, seguir colocando farolas fernandinas y repetir hasta la extenuación que son "las de toda la vida". Por último, hay una tercera opción que considero la más interesante y atractiva, fabricar un mobiliario nuevo, contemporáneo pero acorde con el entorno donde se asiente; volver a dar la oportunidad a nuestros artistas y diseñadores de participar en la imagen de la ciudad, como se ha hecho durante siglos. De esta forma ganaríamos un nuevo mobiliario urbano, propio y de diseño, no de catálogo.  

Es evidente cuál será la opción que tome el Ayuntamiento, lo más fácil y lo más falso, creando un decorado mimético al de Madrid, Burgos o Valladolid. Si las farolas fernandinas son las que le gustan al alcalde y las quiere colocar en cualquier rincón, de acuerdo, pero que no se intente engañar a la ciudadanía diciéndole que así se recupera la estética primitiva de la ciudad, porque no es cierto.

8 comentarios:

Arq. Pfunes dijo...

Aunque no sean genuinamente sevillanas, es cierto que las faroles fernandinas se han hecho con un sitio en el imaginario colectivo de ese "estilo sevillano" con el que Sevilla se reinventó a sí misma y que, por más que le pese a muchos, es uno de sus signos de identidad y lo que la diferencia de otras urbes que, aunque más grandes, únicamente basan su modernidad en una triste copia de elementos "catálogo" definiendo su individualidad a partir de la suma de productos estandarizados.

Dicho eso, la opción de diseñar nuevas farolas que entronquen con la verdadera tradición del mobiliario urbano sevillano es una idea muy acertada que, como bien se indica, fomentaría las artesanías locales. Pero creo que se habría de evitar actuaciones como las de la Plaza del Pan, donde por querer ser "modernos" también se optó por unas farolas "de catálogo" que más que dar a la ciudad una imagen de modernidad, dan una impresión de descuido y falta de gusto propia de quien desdeña la tradición por el mero hecho de serla y abraza cualquier novedad por esnobismo.

Sergio Harillo dijo...

Por esa regla de tres, las farolas que hay hoy en día en la Alfalfa o la Pescadería, si se dejaran, dentro de 50 años también serían "estilo sevillano". Las farolas fernandinas no dejan de ser otro producto más de catálogo y no creo que diferencien a la ciudad, más bien al contrario, ya que al estar en cualquier ciudad española no contribuyen a monumentalizar una ciudad sino a vulgarizarla.

Sobre la urbanización de plaza de la Alfalfa y demás, no hay que olvidar que toda esa zona era un inmenso aparcamiento en superficie y con su peatonalización lo que se ha hecho es poner en valor el patrimonio y permitir su contemplación y disfrute. Evidentemente, si la actuación se hace en el año 2000, lo lógico y normal es utilizar mobiliario urbano contemporáneo. Podrá gustarnos más o menos su estética, pero esos espacios han mejorado sustancialmente y desde luego, colocando farolas fernandinas se hace un flaco favor a la ciudad.

Saludos!

Arq. Pfunes dijo...

" Las farolas fernandinas no dejan de ser otro producto más de catálogo y no creo que diferencien a la ciudad, más bien al contrario, ya que al estar en cualquier ciudad española no contribuyen a monumentalizar una ciudad sino a vulgarizarla."

De acuerdo, cualquier elemento producido en serie puede llegar a deshumanizar el entorno en el que se encuentra (un largo debate que se inicia con la Revolución Industrial). Ya sea siguiendo una estética tradicional o contemporánea dicho elemento se convierte en un "kitsch" y arrastra al entorno en su bajeza estandarizada.

"Evidentemente, si la actuación se hace en el año 2000, lo lógico y normal es utilizar mobiliario urbano contemporáneo"

Ese es el mismo criterio por el que se pasó por la picota buena parte de Sevilla durante el tercer cuarto del siglo XX. Y si actualmente encontramos reprobable que se demolieran los Palacios de Plaza del Duque para hacer unos grandes almacenes, habrá que recordar que en su momento se consideró que era "lógico" usar el lenguaje de la arquitectura del Movimiento Moderno. Y no sería de extrañar que también acabemos viendo cómo las "setas" de la Encarnación y la Torre Pelli se acaben incluyendo entre esos aspectos oscuros del urbanismo sevillano.

No hay razón objetiva para considerar "mejor" el mobiliario urbano que estaba de moda a principios del siglo XXI con el "fernandino", pues ambos son productos elaborados en serie. En cualquier caso habría sido más adecuado que algún artista o artesano hubiera propuesto sus propios modelos, en Sevilla no faltan maestros en el arte de la forja.

PD: Independientemente de la estética, coincido en que la Alfalfa ha mejorado considerablemente desde su peatonalización. Otra cosa es que habría sido más consecuente con la ciudad y su carácter optar por otra estética, lo cual es aplicable también a otros espacios de Sevilla. Se puede dar continuidad a la tradición sin caer en el pastiche.

Sergio Harillo dijo...

No estoy de acuerdo en que sea el mismo criterio que el utilizado para derribar el Patrimonio de la ciudad.

Ejemplo: cuando se decide derribar el Café París, se derriba una parte de nuestro patrimonio sin razón alguna, se destruye un edificio porque no se respeta en absoluto el patrimonio y se sustituye por otro edificio en clave moderna.

El caso de la Plaza de la Alfalfa, la Pescadería o el Pan es completamente diferente. No se destruye nada, se reurbaniza una zona de la ciudad para darle una nueva estética, se sustituye el alquitrán y los coches por un pavimento y un mobiliario nuevo. Se podría haber puesto de albero como en su día seguramente fueron estas plazas, pero coincidirás conmigo en que no es la mejor opción hoy en día.

Jamás aprobaré ni justificaré la destrucción patrimonial que se hizo en Sevilla en los años 50, 60 y 70 y no consentiré que se tergiversen mis palabras para que parezca lo contrario. Lo recalco porque parece que más de uno quiere ver en mis entradas un absoluto desprecio por la historia de la ciudad y eso es completamente falso y está fuera de toda realidad.

En cuanto al mobiliario de principios de siglo, la diferencia está en que fue un mobiliario creado ex profeso siguiendo la estética del momento, las farolas fernandinas copian un modelo de hace casi 200 años que encima no tiene nada que ver con el gusto ni con la estética actual.

Saludos!

Gonzsi dijo...

Supongo que estas fotos no son de Sevilla de toda la vida aunque sean de mediados del siglo XIX

http://cofrades.pasionensevilla.tv/photo/charles-clifford-9-fachada-este-del-ayuntamiento?context=album&albumId=2420933%3AAlbum%3A6625502

http://www.todocoleccion.net/sevilla-ayuntamiento-num-1319-foto-r-p-napper-1860-63-albumina-sin-montar-21x17-cm~x35388517

Sergio Harillo dijo...

Efectivamente, Gonzsi, en esa imagen se puede observar cómo eran las farolas de la plaza de San Francisco, otro tipo de luminaria que perdimos y que ahora hah sido suplantadas por las fernandinas.

Gracias por las fotos,

Un saludo!

El Pasado de Sevilla dijo...

No puedo añadir nada mas a lo que bien ha explicado el señor pfunes, pues al paso que vamos los ideales politicos acabaran con nuestra ciudad con ejemplos como los de los jardines del cristina o el pabellon de deportes de la calle san luis, los cuales arruinamos con mamotretos acompañados como.no.con la correspondiente placa dedicada al republicano de turno. En fin, que si , que fuera el hierro fundido y adelante el acero inoxidable, que dentro de 50 años se preguntaran nuestros nietos lo mismo que nosotros ahora, ¿por que los sevillanos permitimos esto en nuestra ciudad?, un saludo

Sergio Harillo dijo...

Pasado, intentaría razonar contigo, pero como sé por experiencia que no sirve para nada me ahorro explicarte mi opinión.

Saludos