Las medianeras son aquellas paredes anónimas, divisorias de propiedades, sin ningún tipo de protagonismo en el aspecto exterior del edificio, que a raíz de cambios urbanísticos quedan expuestas a nuestra visión, en permanente estado provisional. Cuando eso pasa, aparece una discontinuidad en el paisaje, una fractura en el tejido urbano que genera graves problemas constructivos y de habitabilidad con los vecinos.
Así define la web del Ayuntamiento de Barcelona una medianera, esos espacios que quedan entre un edificio y otro cuando uno es de mayor altura, o bien cuando tras un derribo, queda a la vista un muro que nunca estuvo pensado para ser visto. Cuando esto ocurre nos encontramos, con frecuencia, heridas urbanas que afean la imagen general de la ciudad, mostrando muros desgastados, estropeados, con restos de obras o simplemente grandes lienzos asépticos que chocan con el resto del caserío.
Para mejorar no sólo la imagen de la ciudad, sino por qué no, la calidad de vida de los vecinos, el Ayuntamiento de Barcelona puso en marcha hace unos años un ambicioso plan de mejora de estos espacios. Ya sea con arquitecturas fingidas o instalando elementos arquitectónicos y artísticos, se ha actuado en una gran cantidad de medianeras. En la mayoría de los casos el cambio es espectacular, sólo tenemos que ver las dos imágenes que encabezan este post, la primera una panorámica donde se observa perfectamente la herida urbana tras un derribo; la segunda, ese mismo espacio tras la actuación de un arquitecto. El cambio es sustancial.
La instalación de jardines verticales y muros verdes es otra opción perfectamente viable para darle una solución a las medianeras. En estos casos, además del beneficio estético se mejora la calidad del aire, se crea un microclima apto para el desarrollo de la flora y la fauna y se incide en la habitabilidad de la propia ciudad. Nuestros amigos de Terapia Urbana ya nos contaron los beneficios de este tipo de instalaciones.
En otros casos se ha optado por el efectismo, como en esta pared decorada con decenas de ojos, o también recurriendo a elementos propios de la historia y la arquitectura de la ciudad condal, como en el caso de la imagen inferior donde el artista se ha inspirado en el ondulante techo de las escuelas que Gaudí diseñó junto a la Sagrada Familia, un edificio que aún hoy se conserva a pocos metros de la medianera.
La financiación de estos proyectos es un aspecto a tener en cuenta. No siempre se ha recurrido a fondos públicos, también se ha contado con la iniciativa privada (los vecinos de los edificios decorados pueden contribuir a la mejora de su casa) o incluso empresas que han querido participar a cambio de la publicidad que suponen este tipo de iniciativas. Ignoro si ya han surgido rutas que guíen al visitante por las medianeras de Barcelona, pero si no se ha hecho ya, es cuestión de tiempo que se aprovechen estas actuaciones para crear un nuevo producto cultural y turístico, un aspecto a tener en cuenta para generar nuevos productos en una ciudad que sabe reinventarse para seguir siendo un referente.
¿Cuántas paredes desnudas tenemos en Sevilla? ¿Cuántas veces nos hemos preguntado por qué no se actúa en ese feo muro que acecha al edificio contiguo de menor altura? Proyectos como éste mejoran una ciudad y la hacen más humana, es labor de todos ser partícipes de la ciudad que queremos para el futuro.
Más imágenes e información en SkyScraperCity
Completa esta información con nuestro post sobre techos verdes en Buenos Aires
3 comentarios:
Una buena solución es la de las grandes obras de arte que adornan varias medianeras en San Pablo. Hay dibujos muy chulos que le dan otro aire al barrio.
Ese reportaje lo tengo pendiente, Ana, y mira que tengo las fotos hechas...
La actuación Arte para todos que se llevó a cabo en San Pablo fue una magnífica manera de acercar el arte contemporáneo a los ciudadanos :)
Un saludo!
Buen artículo. Una apuesta real por la regeneración y reparación urbana. @bAuk_
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