El Alto Tribunal andaluz lo ha dejado claro, ni jardines colgantes, ni zonas de ocio, ni aparcamiento subterráneo; el solar donde se construía la biblioteca universitaria debe volver a ser una zona verde.
Ya que Sevilla se va a quedar sin una biblioteca de primera categoría y que nos habremos ganado el desprecio eterno de Zaha Hadid, al menos hagamos algo positivo y elijamos un buen diseño para esta zona verde. Si bien lo más probable es que se planten naranjos y tipuanas salpicados con algún que otro matorral, todo ello aderezado con algún presumible banco de ladrillo y forja, ¿por qué no se plantea un proyecto verdaderamente atractivo para este enclave? El coste será el mismo y al menos ganaremos una mejora en un parque sumamente infrautilizado y anodino. Se podría convocar un concurso de ideas entre jóvenes paisajistas para que propusieran soluciones que dotasen al Parque del Prado de un nuevo atractivo que animase al ciudadano a conocer este espacio. La elección de especies, así como el propio diseño de este fragmento de parque, no debe convertirse en un nuevo fracaso de espacio urbano, algo a lo que tan acostumbrados estamos en Sevilla. No queremos otra zona de albero y alquitrán. Ya basta de farolas pseudohistoricistas. Apostemos por la calidad y por los profesionales. Ya hemos perdido mucho con la destrucción de una biblioteca, no caigamos en el error de plantar cuatro naranjos "porque es lo de toda la vida".
Fuente: Europa Press
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