sábado, 30 de junio de 2012

¿Era necesario?

Lo ocurrido en la calle Santo Tomás, en pleno conjunto monumental de la ciudad, es una muestra más de la impunidad con que se actúa sin pensar en las consecuencias y sin importar a quién o qué estés dañando. 

El resumen es sencillo. Una empresa se hace con la propiedad de un edificio de la citada calle para convertirlo en restaurante, pide la correspondiente licencia y, ante el valor del conjunto donde se encuentra el edificio, solicita el dictamen favorable de la Comisión de Patrimonio para efectuar las reformas. Hasta aquí todo bien, todo normal. Lo extraño es lo que ha venido después. Al parecer no sólo se han hecho las reformas del edificio sin licencia municipal, sino que se han obviado los informes negativos de la Comisión de Patrimonio y para más inri, se ha tenido la desfachatez de enlucir parte de la torre almohade del siglo XII contigua al edificio con un color anaranjado del mismo tono que la fachada. Osea, que hago las cosas sin pedir permiso, al margen de la ley y encima, para que quede bien patente, actúo en un Bien de Interés Cultural que casualmente está en el edificio de al lado.

¿Inconsciencia, desconocimiento o directamente mala fe? Ahora el negocio se tendrá que enfrentar a la correspondiente sanción económica por efectuar obras sin permiso y dañar un bien altamente protegido. Todo esto frente al Archivo de Indias y junto a los Reales Alcázares, por lo tanto, en pleno triángulo declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Quizás sería mucho más útil y beneficioso para todos que en lugar de andar amenazando con retirarnos la condición de Patrimonio mundial por la torre de la Cartuja, miremos más por lo que se hace junto a los bienes protegidos ya que esto sí es zona de amortiguamiento y se está actuando deliberadamente sobre un bien patrimonial. Lo mismo que ocurrió hace unos meses con el famoso ático de la Casa de la Moneda, unos metros más allá. Éste es el verdadero patrimonio que debemos proteger entre todos. Éstas son las cosas que deberían ser sancionadas ejemplarmente para evitar que vuelvan a ocurrir. 


>> Actualización (4 de julio de 2012): Finalmente ha quedado demostrado, gracias a imágenes anteriores, que el zócalo sobre la torre almohade ya existía antes de las obras del restaurante que se limitó a pintar dicho zócalo del mismo color anaranjado que el resto de la fachada. Tras las críticas de la Comisión de Patrimonio, se ha devuelto el color amarillento al zócalo. Aún queda por aclarar por qué se han realizado las obras sin licencia municipal y sin el consentimiento de la Comisión de Patrimonio (enlace)

1 comentario:

Anónimo dijo...
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