jueves, 10 de noviembre de 2011

Verdades a medias


La visita de la Unesco a la ciudad acabó ayer y todo apunta a que tardaremos un tiempo en saber qué opina el organismo internacional sobre la torre Pelli. En los tres días que han estado en Sevilla, los dos miembros de la Unesco han visitado los tres monumentos declarados Patrimonio Mundial además de las obras en la Cartuja y se han reunido con técnicos del Ayuntamiento, de la Junta, del Ministerio de Cultura, así como con Cajasol y asociaciones contrarias a la construcción del edificio.

A pesar de la insistencia de los medios de comunicación, poco sabemos sobre las reuniones mantenidas. Sin embargo, El Correo de Andalucía arroja un poco de luz sobre las formas con que el Ayuntamiento aborda determinados temas. Por todos es sabido que el alcalde es contrario a la torre y que como no pudo pararla al estar todos los papeles en regla, insiste en que dependerá de la Unesco si las obras siguen o no. Resulta curioso que, mientras está completamente en contra de la torre por su supuesta agresión al patrimonio sevillano, tanto al alcalde como a sus técnicos municipales se les olvidara un pequeño pero importante detalle que sí podría poner en riesgo a nuestro casco histórico: la derogación del Plan Centro y el consiguiente aumento del tráfico privado (y por ende, la contaminación) por las calles del centro. Ha tenido que ser Ecologistas en Acción la entidad que informe a la Unesco sobre la eliminación de las medidas tomadas en años anteriores para reducir la contaminación y el tráfico en el centro, una noticia que sorprendió a los dos integrantes de la visita al haber preguntado precisamente sobre este asunto sin haber obtenido una respuesta clara. El nuevo Ayuntamiento eliminó por decreto las restricciones al tráfico privado sin un plan alternativo, maquillando la realidad sobre el funcionamiento de las cámaras y con informes manipulados como se está demostrando en la comisión de investigación que el propio Partido Popular puso en marcha y que está dejando en evidencia al alcalde.

Esta doble vara de medir resulta especialmente llamativa. Por un lado se acusa a la torre, que está a 1'5 km del triángulo declarado, de atentar contra el patrimonio, pero por el otro, se oculta algo tan problemático como la carta blanca dada para que los coches invadan el centro.

Imagen de El País (enlace)

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