El que haya pasado por la calle Recaredo en las últimas semanas se habrá percatado de la restauración del edificio número 28. No, no se trata de un pastel de fresa y nata sino de un curioso edificio cuya fachada ha sido prácticamente reconstruida ya que apenas se conservaba nada de su decoración. Es una obra de Antonio Gómez Millán de 1913-14 realizada para Alberto Murtas.
Son de agradecer este tipo de actuaciones que mejoran sensiblemente nuestras calles (sólo hay que buscar el edificio en google maps para ver el cambio) aunque de nuevo volvemos a asistir a un remonte perfectamente reconocible y que en este caso alcanza las dos plantas. Imagino que el edificio contaría con una protección de un nivel bastante bajo que permite este tipo de remontes siempre que no sean en la primera crujía.
4 comentarios:
Asombroso lo bien que ha quedado
Me alegra sobremanera saber que la arquitectura tradicional no se da por finiquitada. Sí a la modernidad, si a los iconos de nuestro tiempo. Pero sí también a esa arquitectura hermosa que no tiene por qué desaparecer. Siempre que sean de valor artístico y de calidad.
¿Dejamos de comer recetas de hace siglos?. No. Pues lo mismo con la arquitectura, que tampoco es que hayamos perdido la capacidad para deleitarnos con sus formas y colores con el paso del tiempo y tengamos que renunciar a su construcción.
En realidad el edificio ya estaba ahí y esa era su fachada, lo que se ha hecho ha sido restaurarla y recuperar los elementos perdidos. Algo parecido a lo que se hizo con el antiguo Garaje Laverán, en la calle Baños. Lo que pasa es que el mal estado de estos edificios hacía que ni nos parásemos a contemplar sus fachadas.
Eso sí, lo que ya no sé es si el rosa y el blanco eran sus colores originales.
Saludos!
Asombroso!!! ese edificio fue obra del arquitecto Anibal Gonzalez en la antiguedad, el mismo edificio que hace unos años ha sido reconstruido por Miguel Garcia, y la verdad es que ha de decir que le ha quedado espectacular, sus colores antiguos eran totalmente diferentes, lo que ha pasado a una fachada deslumbrante y acogedora para las miradas de todo aquel que se cruza con tal espectacular fachada.
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