Mariano Bellver, el coleccionista que pretende regalar a la ciudad su amplia colección de pintura decimonónica, empieza a hartarse. Y no es para menos. Más de diez años lleva detrás de las administraciones para que acepten su colección. Pero tanto Ayuntamiento como Junta de Andalucía han mareado la perdiz hasta tal extremo que Bellver ya está contactando con otras instituciones con el fin de que la colección se quede en Sevilla.
La crisis es la excusa esgrimida por las administraciones para no hacerse cargo de la colección. Pero hace diez años no había ninguna crisis y el dinero se gastaba a espuertas en mil y un tinglados. El problema en este caso ha sido la falta de interés, Sevilla no entra en los planes de la Consejería desde hace muchísimo tiempo y el Ayuntamiento ha sido incapaz de sacar adelante cualquier proyecto cultural.
Así las cosas, Bellver ha empezado a coquetear con otras posibilidades y parece que Cajasol está dispuesta a cederle un espacio en el edificio que tiene en la calle Sierpes y donde pretende crear un gran museo. Lo que hace unos meses no era más que un rumor, cobra cada vez mayor fuerza. ¿Tendremos al final un Museo Bellver en plena calle Sierpes? Ojalá.
3 comentarios:
Tengo entendido que una de las razones del peloteo de este asunto es que la colección no se considera de gran calidad. ¿Es eso cierto?.
Saludos.
Del Sur, si rebuscas por el Blog leerás mi opinión sobre la colección Bellver y su comparación con el Thyssen de Málaga. Personalmente, la colección Bellver tiene buenos cuadros, pero es bastante desigual.
Al margen del valor (creo recordar que está valorada en varios millones de euros, que no es moco de pavo) el problema aquí es que para la Junta, el lugar ideal para la colección es el Museo de Bellas Artes, pero como no cabe, sería necesaria la ampliación, algo que parece que nunca va a llegar. Por no hablar de que Monsalves no es la mejor opción por la falta de espacio.
Un saludo!
Yo en este tema tengo mis dudas. Que Bellver done su colección a Sevilla me parece estupendo, como me pareció cuando lo hizo Carranza (si recuerdo bien su nombre). La cuestión es que su cantidad y su calidad son un problema.
La cantidad, porque hace que no quepa en el Museo, a no ser que vaya a la ampliación, y esto ya causa problemas.
Luego, está el problema del "peloteo". Para que ni este señor ni Carranza se mosqueen, las administraciones están un poco atadas: tal vez no sea tan buena dicha colección, o no tanto como para exponerse en su totalidad. Pero quién le pone el cascabel al gato. Quién se lo dice a este señor.
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