La idea era asegurar la calidad a base de recortar en cantidad pero cuando un presupuesto se reduce al mínimo, es complicado mantener dicho discurso. El Teatro de la Maestranza afronta su XXI temporada con un presupuesto que apenas supera los tres millones de euros, una cantidad irrisoria si la comparamos con los 48 millones con que contará el Liceo de Barcelona para su programación de 2011-2012.
La crisis, la tan manida crisis, condena al Teatro a ofrecer lo mínimo de lo mínimo, el dinero es el que es. Así, por ejemplo, en la próxima temporada el programa sólo contará con cuatro óperas (Las bodas de Fígaro, La Valquiria, Lucia di Lammermoor y Madama Butterfly) además de otras dos en versión concierto ('El Triunfo del tiempo y del desengaño' y Cristóbal Colón).
Ante las arcas vacías de las administraciones (ay, ¿dónde habrá ido el dinero? ¿en qué se lo están gastando?) la solución pasa por contar con más patrocinadores privados, empresas y benefactores que contribuyan a sostener los gastos del Teatro. Pero para ello hace falta más interés por parte de sus responsables, vender un producto de calidad en el que las empresas quieran invertir. Pablo J. Vayón, en Diario de Sevilla, alerta del peligro de que el Maestranza se convierta en un centro provinciano sin interés internacional. Si no apostamos por él, si el Maestranza no recupera su posición, dejará de ser un espacio de referencia y se convertirá en un teatro donde se programará lo más básico para garantizar su subsistencia, pero en absoluto será un teatro de renombre como lo ha sido hasta ahora.
Fuente: Diario de Sevilla
2 comentarios:
¿Pablo Pavón?
Es Pablo J. Vayón, ya está corregido.
Un saludo y gracias por el apunte.
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