jueves, 10 de marzo de 2011

Zoido propone abrir iglesias y conventos


Una ciudad con un patrimonio religioso monumental tan rico y variado como Sevilla no puede permitirse tenerlo oculto o con horarios reducidos. Esto es algo que se sabe desde hace años pero para lo que nadie ha sido capaz de plantear una solución coherente. No es la primera vez que escuchamos una propuesta encaminada a abrir iglesias y conventos a sevillanos y visitantes, pero como proyecto electoral, lo recogemos en el Blog para añadirlo al listado de promesas que están haciendo los candidatos en materia cultural y patrimonial.

Algunos recordarán que hace años se instalaron en las puertas de las iglesias unos paneles informativos donde se narraba la historia del edificio, las obras que atesoraba y los horarios de visita. Esos carteles duraron apenas unas semanas. Entre los ataques vandálicos y el poco interés demostrado por el Ayuntamiento en mantenerlos, acabaron en algún almacén municipal. La idea era muy buena ya que permitía al visitante conocer lo que había dentro de los edificios y facilitaba su visita. Es evidente que algo hay que hacer con el patrimonio religioso, es fundamental elaborar un proyecto general que unifique horarios y criterios, que permita tener el máximo tiempo posible abiertos los templos para que se pueda disfrutar de las joyas que atesoran. Sin embargo la seguridad es fundamental y eso cuesta dinero, al igual que el mantenimiento. Por ello, sería interesante tomar algunas medidas que sirvieran como fuente de ingresos, por ejemplo, disponer de audioguías en los templos o instalar iluminación para determinadas capillas que sólo se encendieran al insertar monedas. También se podrían vender pequeños libritos donde se explicara la historia del edificio y sus obras de arte, algo al estilo de las máquinas que hay (o al menos había) en el Museo del Prado y donde por un pequeño importe puedes obtener un librito sobre Goya o Velázquez. En el caso de los conventos, se podrían alquilar espacios para todo tipo de actividades, desde hospederías (algo que ya realizan algunos conventos) hasta salas de exposiciones.

La cuestión es ser imaginativos y sobre todo, buscar vías de financiación que permitan mantener nuestro patrimonio al mismo tiempo que se fomenta su disfrute y visita.


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