Si se hiciera una encuesta entre los sevillanos para conocer cuál es la calle más bella de la ciudad, seguro que un alto porcentaje de los votos se lo llevaría la Avenida de la Palmera. La principal arteria heredada de la Exposición Iberoamericana nos ha legado un rico muestrario de chalets y palacetes que harán las delicias de cualquier aficionado al Regionalismo y a los estilos históricos. Lamentablemente son muchas las villas que se han perdido pero aún se conservan magníficos edificios que, tras haber perdido el uso residencial, sirven de sede a empresas e instituciones.
Villa Ave María ha sido felizmente restaurada hace unos años por la Clínica Sagrado Corazón. En su parte posterior se ha levantado un nuevo complejo que acoge las consultas, pero el edificio histórico ha sido respetado y se le ha devuelto su elegante belleza. Construido por Romualdo Jiménez a finales de los años treinta del siglo XX, el edificio muestra una original cornisa de perfil mixtilíneo que remata una sencilla fachada sobre la que destaca una magnífica portada de mármol blanco. En uno de los lados de la fachada se levanta un mirador, heredero de la tradición palaciega sevillana que está cubierto a cuatro aguas y presenta un balcón corrido al que se accede por vanos geminados con arcos de medio punto sobre finas columnas.
Esta magnífica villa es, en realidad, una simplificación de uno de los mejores edificios del barroco ursaonense. La ciudad de Osuna vive durante el siglo XVIII una nueva época dorada gracias a los avances en la agricultura. La nobleza rural se enriquece por el desarrollo de las nuevas técnicas agrícolas e invierte ese capital en renovar y construir nuevos palacios en la ciudad. El Palacio de los Marqueses de la Gomera, en la calle San Pedro, es uno de los ejemplos más llamativos.
El edificio se construye hacia 1770 dando un paso más en la arquitectura barroca jugando con las formas y los volúmenes pero consiguiendo un equilibrio de gran armonía ornamental. La fachada no puede ser más sencilla, paramentos lisos encalados y ventanas cuadradas enrejadas con una sencilla cornisa y una moldura en la parte inferior como única decoración. La majestuosidad y riqueza del barroco se centran en el remate de la fachada, con ese perfil mixtilíneo tan característico que se imita en Sevilla y sobre todo en la fastuosa portada.
La portada que da acceso al edificio muestra un interesante juego de luces y sombras conseguido gracias a la superposición de planos y al movimiento de los elementos que la componen, en un alarde de volúmenes que recuerdan al arquitecto italiano Borromini. En la planta inferior sobre pedestales oblicuos a la fachada descansan las columnas que recogen el balcón principal donde volvemos a encontrar un caprichoso perfil. En la planta alta, son columnas salomónicas las que sirven de apoyo a un frontón roto que cobija el escudo nobiliario de la familia. Los detalles decorativos son de gran riqueza, como muestran las gárgolas con forma de cañón que expulsan el agua de las cubiertas hacia la calle.
Como en el caso sevillano, el mirador se ubica en el lado derecho de la fachada y en este caso las similitudes son aún más evidentes con el balcón corrido, las ventanas geminadas y las pilastras adosadas al muro.
Casi doscientos años separan estos dos edificios, pero las similitudes son muchas y no sólo en el aspecto constructivo. Ambos han pasado por épocas oscuras en las que presentaban un aspecto de abandono pero los dos han sido recuperados recientemente para regocijo de nuestro Patrimonio.
4 comentarios:
Chapó por el reportaje! Poco a poco vamos conociendo más de cada uno de los rincones de la Ciudad gracias al Blog!!
Espléndido trabajo ;)
un abrazo,
Dani
Muchas gracias Dani :)
Gracias por el artículo,
Es una edificación muy cerca de mi casa y nunca me topé con información de ella.
Sigue así
Para mi gusto el palacio del marqués de la Gomera es el palácio barroco más bello de Andalucía.
La villa Ave María es una joyita.
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