La Universidad de Sevilla conserva un amplio patrimonio heredado y aumentado desde su fundación en 1505. Una de las colecciones más interesantes de las que atesora es la correspondiente a vaciados de escayola de obras fundamentales de la Historia del Arte. Son más de doscientas esculturas de yeso fechadas entre el siglo XVIII y el siglo XX. Sin embargo, a pesar de su importancia, la conservación de estas obras de arte no ha sido la más adecuada. Sólo hay que darse un paseo por las facultades de Geografía e Historia o Bellas Artes para ver lo degradadas que están algunas de las piezas. El yeso es un material muy sensible y delicado, esto, unido al salvajismo de algunos individuos y su especial dedicación a destrozar estas magníficas piezas han hecho que la mayoría de ellas se encuentren en un estado pésimo de conservación con múltiples roturas y pintadas.
Los vaciados de escayola se crearon en un principio como modelos para las Academias artísticas. Los alumnos aprendían a dibujar copiando estas esculturas, fácilmente reproducibles y mucho más baratas de realizar que una obra pétrea. Las copias se realizaron de las grandes obras del arte universal, así, tenemos copias de la estatuaria griega, romana y renacentista. Por citar algunos ejemplos, la Universidad atesora copias en escayola del Diadúmenos, el Doríforo o una Virgen con el Niño de Miguel Ángel.
Considerado material didáctico, su rescate como patrimonio artístico ha sido muy reciente, de ahí que, históricamente, no se haya intervenido en estas piezas para garantizar su conservación; cuando una escultura estaba ya en malas condiciones, se desechaba y se hacía una copia nueva. Sin embargo, en los últimos años ha crecido el interés por estas piezas, no sólo por ser copias de grandes obras de artistas de renombre sino por su interés artístico en cuanto que reflejan un modo de enseñanza que aún perdura, así como su valor histórico (algunas de las piezas tienen más de doscientos años).
Cuando se ha intervenido en ellas, normalmente se le ha aplicado una capa de pintura industrial que si bien la ha protegido de daños superficiales, ha complicado su posterior restauración. Actualmente, la Real Academia de Historia de Madrid está llevando a cabo un interesante trabajo de restauración de sus piezas. En Sevilla, la Universidad sigue dejando languidecer estas piezas de indudable valor histórico artístico.
¿Existen otros ejemplos de colecciones de vaciados? Además de la mencionada colección de la Academia de Historia de Madrid, el Museo Pushkin de Moscú dedicada toda una sección de su colección permanente a la exhibición de obras realizadas en yeso. El Museo Pushkin, inaugurado en 1912, fue uno de los pioneros en exponer este tipo de piezas gracias al empeño del profesor de la Universidad moscovita Ivan V. Tsvetáiev que concibió el Museo como un lugar de enseñanza y centro de investigación de las disciplinas artísticas. Vemos, por tanto, que hace cien años ya se le daba cierta importancia a este tipo de obras, un valor que a día de hoy parece que no terminamos de concederle aquí en Sevilla. La riquísima colección de yesos que atesora la Universidad de Sevilla podría constituir, por sí misma, un museo en el que dar a conocer las grandes obras de la escultura además de una forma de entender la enseñanza de las Bellas Artes que se remonta al siglo XVIII con las Academias. Sin embargo, ahí siguen muchas de las piezas, amontonadas y maltratadas, a la espera de que se las valore en su justa medida.
Sala de los vaciados del Museo Pushkin de Moscú |
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