Apenas veinte músicos sobre el escenario del teatro de la Maestranza. Parecía que tantísimo espacio se los iba a comer, pero fue al contrario. La Orquesta Barroca de Sevilla volvió anoche a demostrar por qué crítica y público están de su parte. La orquesta, acompañada de la soprano María Espada, encandiló a todo un teatro con la interpretación de piezas de Juan Francés de Iribarren y Jayme Torrens, pertenecientes a la capilla musical de la Catedral de Málaga en el siglo XVIII.
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Pero sin duda el momento culminante del concierto vino después del programa oficial, cuando interpretaron el Lascia ch'io pianga de Haendel. El teatro enmudeció ante la emoción con que la soprano afrontó el texto y el bello acompañamiento instrumental. Pocas veces he sentido tal sensación de silencio en el Maestranza.
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Los aplausos del público demostraron, una vez más, que Sevilla ha abrazado con fuerza a esta pequeña institución, que ha estado a punto de desaparecer por falta de apoyos pero que ha sabido renacer con fuerza enfrentándose a las adversidades. Qué magnífica noticia sería que la OBS contara con una sede estable donde ofrecer una temporada de conciertos. Y qué mejor lugar para ello que la antigua iglesia de San Hermenegildo, pequeña, céntrica y con un aforo reducido.
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Desde aquí quiero darle las gracias a la OBS por el concierto de anoche, sin duda una de las experiencias musicales más fascinantes que recuerdo. También os quiero animar a que acudais siempre que podais a sus conciertos porque no os defraudarán. El próximo, el miércoles 2 de diciembre en la Escuela de Ingenieros.
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Web de la Orquesta Barroca de Sevilla aquí.
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