Hasta el 22 de marzo podremos disfrutar (y nunca mejor dicho) de esta exposición de esculturas al aire libre, obra del castellonense Juan Ripollés, que ha acudido hoy a Sevilla (ciudad en la que residió en los años sesenta) para la inauguración. La mayoría de las obras son de bronce, exceptuando las de colores, cuyo cromatismo está formado por pequeños fragmentos de cristal de Murano.
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Ojalá estas exposiciones sirvan al Ayuntamiento para modernizar los monumentos públicos de la ciudad puesto que a pesar de estar en el siglo XXI la mayoría tienen una estética pseudohistoricista que nada aporta al paisaje de la ciudad.
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3 comentarios:
La verdad que se agradecen estas exposiciones al aire libre, y esta ciudad es muy agradecida para eso. Totalmente de acuero con lo que comentas de los monumentos que se hacen...sigue mandando mucho el realismo (ahi están ejemplos recientes de Juan de Mesa o Curro Romero).
Que además de disrutar con ellas sirva para meter aire fresco.
Por cierto la pasada madrugada del jueves volví de tomar algo y en un camión frente al Archivo de Indias "viajaban" todas estas esculturas...una curiosa excursión...una pena no haber tenido una cámara a mano.
Un saludo
Lo malo no es el realismo, sino que todos los monumentos que se hacen hoy en dia en Sevilla son de pésimo gusto, el de la madre del Rey, el de Pepe Vázquez, el de Pastora Imperio... no hay ni uno que se salve, están todos cortados por el mismo patrón y luego, cuando se hacen nuevas glorietas, se le ponen cuatro plantas y ala, como la Glorieta de la República Dominicana donde también se ha puesto un busto del fundador del país. ¿¿No se podría haber hecho una alegoría de ese país encargándose a un escultor contemporáneo que llenase toda la glorieta??
En fin, un desastre.
Saludos!!
Me encantaron estas esculturas dispuestas al aire libre en la plaza de la catedral. Proporcionan un aire moderno a la ciudad. Verdaderamente debería haber más esculturas de este estilo tan particular y contemporáneo en Sevilla. Se luciría aún más turísticamete y alegrarían la vista al sevillano de a pie y no caería en ser la típica ciudad de esculturas de personalidades que pasan desapercibidas a pesar de su renombre, debido a su simplicidad o su clásico corte en todas ellas
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