Distrito Cultural Sur (II)

La otra gran zona la centra el imponente Parque de María Luisa, la mejor herencia que los Montpensier dejaron a la ciudad que los había acogido. Para la Exposición Iberoamericana el paisajista francés Forestier se encargó de convertir aquél jardín decimonónico en todo un vergel para disfrute de sevillanos y foráneos. El parque por sí solo ya sería suficiente reclamo para visitar esta zona, pero entre sus verdes límites se encuentran algunos de los edificios más monumentales de Sevilla.
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La gran protagonista es, sin duda, la Plaza de España, construida por Aníbal González como epicentro de la Exposición Iberoamericana de 1929. Se concibió como un edificio semicircular que abraza una plaza central que da al parque, cuyos brazos están decorados con bancos cerámicos que reflejan todas las provincias españolas. El imponente edificio neorrenacentista alberga en su interior además de dependencias administrativas un espectacular teatro circular cubierto con una rica cristalera y el Museo del Ejército. Sin duda dos grandes desconocidos, el primero por su falta de uso y el segundo por falta de publicidad ya que apenas se publicita este museo en las guías de la ciudad.
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Cerca de la Plaza de España se levantan dos pabellones que aunque no tienen una actividad cultural continuada, sí ofrecen actividades en determinadas fechas.
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El Pabellón de Portugal se haya en el Prado de San Sebastián, detrás de la Plaza. Se trata de una parte del primitivo edificio diseñado en estilo neobarroco portugués por los arquitectos Carlos y Guillermo Rebello de Andrade. Actualmente está ocupado por el Consulado del país luso, aunque ofrece determinadas actividades culturales relacionadas con el país vecino.
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El otro pabellón es el Domecq, obra de Aurelio Gómez Millán y que se encuentra dentro del Parque, muy cercano a la Plaza de España. Actualmente está cedido a Juventudes Musicales y ofrece conciertos de vez en cuando, aunque no tiene una programación continua.
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Cierra el Parque por su lado sur la Plaza de América, diseñada por Aníbal González y rodeada de edificios diseñados por el arquitecto sevillano. Conserva dos grandes museos, el Arqueológico, ubicado en el que fuera Pabellón de Bellas Artes, de estilo neorrenacentista y el de Artes y Costumbres Populares, ubicado en el edificio neomúdejar que durante la Exposición Iberoamericana ocupase el Pabellón de Arte Antiguo.

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Completa la plaza el pequeño Pabellón Real, del cual también se ha señalado su idoneidad para convertirse en museo, completando así el carácter cultural de la plaza.