Lo que pudo ser y no fue...

Hace unos años, Salvador Távora anunció su intención de construir en Sevilla un teatro propio en el que su compañía, La Cuadra, repusiese sus espectáculos y donde se presentasen sus nuevas creaciones. El lugar escogido, Pino Montano, cercano al teatro que pensaba levantar la compañía Atalaya-TNT. Se llegó a presentar el proyecto del arquitecto Juan Ruesga que diseñó un magnífico edificio que hacía las veces de ruedo cubierto con forma circular en el que los espectadores podrían disfrutar de las obras como si en un circo estuvieran (por la disposición de los asientos alrededor del escenario). Sin embargo, motivos económicos hicieron que el dramaturgo abandonara esta ambiciosa idea y se centrase en un proyecto más pequeño, más íntimo. Con la ayuda del Ayuntamiento de Sevilla se reformó una antigua nave del Polígono Industrial Hytasa y se enclavó en ella el nuevo Teatro Salvador Távora donde a día de hoy se siguen reponiendo espectáculos de La Cuadra.

Sin duda una pena que se abandonara un proyecto tan interesante. El teatro actual es magnífico, pero es de reducidas proporciones y está en mitad de la nada, en un polígono industrial que se pretende convertir en epicentro de la actividad cultural sevillana pero que a día de hoy no deja de ser un lugar demasiado lejano, demasiado aislado, que no invita a ir. La labor que hace el teatro en esta zona sin duda es digna de elogio pero no deja de recordarme a David luchando contra Goliat, una idea fantástica, pero con demasiados "peros": un polígono industrial de complejo acceso si no es en coche, cuando sales por la noche del teatro no hay un alma... Esperemos que al final la piedra consiga derribar al gigante y este teatro sea el germen de una nueva zona cultural de la ciudad. Y si es posible, que se retome el proyecto de Ruedo-Teatro más adelante.