En ocasiones, cuando entras en determinados edificios, parece como si el tiempo se hubiera detenido. Es lo que ocurre cuando recorres la Fábrica de Artillería, cuyas obras de rehabilitación y recuperación fueron anunciadas el pasado sábado por el alcalde y presupuestadas en más de dos millones de euros. Hasta el próximo 12 de abril se puede visitar una reducida parte del inmenso complejo fabril que cuenta con 22.000 metros cuadrados de espacios a los que, una vez recuperados, habrá que buscar un uso.
El origen de la Fábrica de Artillería se remonta a 1565 cuando en esta zona extramuros de la ciudad la familia Morel instala una fundición de la que saldrían piezas tan importantes como el Giraldillo que remata la torre de la Catedral. Será ya en 1634 cuando la fábrica pase a depender del Estado iniciándose una serie de ampliaciones y reformas que convertirán la Fábrica de Artillería de Sevilla en uno de los principales proveedores de armamento para las continuas guerras en las que se veía involucrado el Imperio español.
A lo largo del siglo XX la Fábrica irá perdiendo su uso como espacio industrial hasta que en el año 2010 pasó a ser propiedad del Ayuntamiento. Muchos son los proyectos que se han barajado para este gigantesco edificio en los últimos años sin que ninguno se haya materializado. Se propuso que fuese la sede de los archivos de la ciudad (el de Andalucía y el provincial), se ha propuesto como edificio universitario e incluso han surgido ideas para trasladar aquí el Museo de Bellas Artes. La visita al edificio, aunque sea de forma muy reducida, permite ver las inmensas posibilidades que tiene Artillería. La recuperación por fases proporcionaría la oportunidad de ir abriendo al público zonas con actividades que permitieran la puesta en valor del edificio y al mismo tiempo generaran ingresos para seguir recuperando espacios.
La Fábrica de Artillería se divide en dos grandes sectores organizados en torno a patios y que tienen como nexo de unión el vial que comunica Eduardo Dato con el barrio de San Bernardo. La mera apertura de esta calle interior no sólo mejoraría las comunicaciones de San Bernardo sino que contribuiría a que la ciudadanía hiciese suyo el edificio.
Buscarle un uso a la Fábrica de Artillería va a ser un tema complejo y delicado, especialmente por el gigantesco tamaño de sus dependencias (naves y naves que no deberían ser compartimentadas para permitir la contemplación en todo su esplendor de la arquitectura industrial). Frente a la cesión a terceros (el otro día el alcalde reconocía que había "empresas interesadas en el edificio") sería sano y muy positivo que se abriese un período de reflexión y debate en torno al futuro de Artillería. Profesionales y ciudadanos tenemos mucho que decir sobre un edificio público que podría convertirse en un potente dinamizador social y cultural de esta zona de la ciudad. La ciudadanía debe tener voz y voto en el uso de este edificio y sería un terrible error que semejante espacio acabase convertido en un gimnasio o en un centro comercial, usos a los que se han destinado los cercanos Mercado de la Puerta de la Carne y la antigua Estación de Cádiz. Cuatro años han pasado desde que Juan Ignacio Zoido llegase a la alcaldía y muchas han sido las veces en que se ha hablado sobre Artillería pero lamentablemente nada se ha avanzado en su futuro uso. Y si hay un plan, no se ha hecho público, lo que puede dar una pista sobre el futuro diseñado por el Ayuntamiento para un edificio que debería mantener un uso público.
Fundición Mayor, conocida como 'la Catedral' |
Existen en España y en el resto de Europa múltiples modelos que podrían servir como referente para la gestión de Artillería. Quizás el ejemplo más cercano y llamativo sea Matadero Madrid, pero es perfectamente plausible que se dé la oportunidad a colectivos ciudadanos de ocupar diferentes espacios de la Fábrica para ponerlos en uso sin necesidad de que llegue una gran marca o de crear nuevas infraestructuras de difícil mantenimiento en las actuales circunstancias. El Ayuntamiento debe permitir que la ciudadanía no sólo opine, sino que tenga derecho a usar un espacio que le pertenece, puesto que la rehabilitación se está llevando a cabo con dinero público.
Como anécdota, me ha resultado extremadamente curioso que mientras visitaba la Fábrica de Artillería, dos personas de avanzada edad discutían sobre el dineral invertido en las setas cuando existen edificios como éste que se encuentran en tan mal estado. Curiosamente, acto seguido, las mismas personas comentaban que no se necesitan tantos metros cuadrados y que "lo mejor que se podría hacer con algunas zonas era echarlas abajo, respetando la fachada y construyendo viviendas, que es lo que hace falta". Estas declaraciones dan una idea de lo poco valorado que está el patrimonio industrial en nuestro país y la necesidad que existe de difundir su importancia y relevancia. Estos inmensos espacios diáfanos (Artillería, Atarazanas o las Naves de Renfe de San Jerónimo) pueden aportar muchísimo valor añadido a la ciudad y lo que es más importante, generar empleo y movimiento económico. ¿Cómo? Desde luego no echándolos abajo, sino buscándoles un uso adecuado y para ello, insisto, es fundamental contar con profesionales y la ciudadanía.
El patio principal de la Fábrica de Artillería estará abierto hasta el 12 de abril de 10 a 14 y de 16 a 20 horas. El miércoles Santo hasta las 13:00 horas.
1 comentario:
Soy pesimista, Sergio. Es a lo que nos han acostumbrado los sucesivos gobiernos municipales que hemos padecido.
Esta "presunta" intervención (habrá que ver hasta donde llega) no es más que un guiño pre-electoral muy en la línea del señor Zoido, que mucho promete y poco ejecuta.
Me temo que nos queda un quinario al estilo de las Atarazanas, los Baños de la Reina Mora, la Torre de don Fadrique y tantos otros.
Saludos cordiales.
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